Urbanismo y transformación económica
Una oportunidad para desarrollar Santa Fe
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La ciudad de Santa Fe, como muchas ciudades intermedias, enfrenta un dilema estructural: posee un valioso capital territorial, cultural e histórico, pero no logra consolidarlo como motor de desarrollo económico y social. Una de las claves para revertir esta situación está, literalmente, frente a nosotros: la costanera, ya que representa el eje estratégico más potente para transformar la ciudad en un centro dinámico, inclusivo y competitivo.
El Modelo Bilbao
Cómo un frente fluvial puede cambiar una ciudad. En la década de 1990, Bilbao era una ciudad postindustrial, con altos niveles de desempleo, degradación ambiental y pérdida de identidad urbana. El gobierno local junto con el sector privado, impulsaron un ambicioso plan de regeneración urbana. No se trató solo de embellecer la ciudad, se diseñó una estrategia de desarrollo, con inversión en infraestructura, cultura, transporte, vivienda y espacios públicos.
El ícono fue el Museo Guggenheim, pero el verdadero éxito fue lograr que ese símbolo cultural activara un nuevo ecosistema urbano y económico. Hoy Bilbao es un referente mundial y Santa Fe puede aprender de esa experiencia, adaptándola a su escala y contexto.
La costanera como eje
La costanera de Santa Fe es, por ubicación, paisaje, accesibilidad y valor simbólico, el espacio urbano más privilegiado de la ciudad, pero aún tiene mucho potencial por explotar. Se necesita un Plan Maestro de Desarrollo Urbano, pero que deje de lado la mirada tradicional y ponga el foco en generar empleo, inversión, calidad de vida y oportunidades para los santafesinos.
1) Desarrollo inmobiliario sostenible:
La construcción es el dinamizador económico de cualquier ciudad. Incentivar la construcción de edificios de media y alta densidad en zonas aptas de la Costanera Este y Oeste, integrándolas con el Dique II y la zona sur de la ciudad, no solo atraería inversión y empleo, sino que consolidaría una centralidad urbana con vida residencial, comercial, turística y recreativa.
Ejemplos como la Puerto Madero en Buenos Aires, la Costanera de Rosario o el distrito Costanera de Asunción demuestran cómo la combinación de espacio público de calidad y proyectos inmobiliarios integrados puede revitalizar ciudades enteras.
2) Centros culturales, comerciales y de innovación:
Es fundamental que el nuevo desarrollo costero no se limite a la vivienda. Necesitamos espacios culturales (museos, teatros, centros de interpretación), galerías comerciales abiertas, mercados regionales, polos gastronómicos y espacios de coworking o tecnología. Esto promueve diversidad económica, empleo joven, turismo y apropiación ciudadana.
3) Integración territorial. Conectar el norte, el sur y el río:
El proyecto no puede quedar aislado. Debe integrarse con la zona sur de la ciudad, que posee un enorme valor patrimonial, arquitectónico y cultural. Con políticas de puesta en valor, infraestructura, transporte y participación ciudadana, esta zona puede convertirse en un distrito cultural y turístico, articulado con la nueva costanera.
A su vez, es clave fortalecer la movilidad urbana, con circuitos que conecten la costanera con los barrios más populares, las universidades y los centros cívicos.
Ejecutar la visión
Para que esto no quede en buenas intenciones, se necesita una agencia de desarrollo urbano y económico específica, con capacidad técnica, financiamiento mixto y liderazgo político. El ejemplo de Bilbao Ría 2000, que articuló inversiones públicas y privadas bajo una planificación coherente, puede ser replicado con una versión local adaptada.
Desarrollar Santa Fe no depende de un proyecto aislado. Pero explotar nuestro borde costero es una estrategia de transformación estructural que puede generar empleo, atraer talento, impulsar la economía local y devolverle a nuestra ciudad el protagonismo que merece en la región. El río -que tantas veces fue visto como amenaza- puede ser nuestro mayor aliado. Lo que falta no es talento ni territorio, sino una visión clara, liderazgo y capacidad de ejecución.