Política económica
Retenciones Cero: ¿un negocio para pocos?
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El 22 de septiembre pasado se publicó en el Boletín Oficial el Decreto Nº 682/2025, mediante el cual se fija en cero (0) % la alícuota a una serie de productos incluidos en un anexo, que contiene a la soja, al trigo, al maíz, al girasol y al sorgo, con sus respectivos subproductos. Pero este beneficio fue otorgado de manera transitoria y contempla dos posibilidades: vigencia hasta el 31 de octubre del corriente año o hasta el día que se alcance la suma de siete mil millones de dólares en declaraciones juradas de ventas al exterior, lo que ocurra primero.
En una primera instancia, funcionarios del gobierno nacional habían anunciado solo la vigencia al 31 de octubre. Es muy probable que el agregado del tope monetario (alcanzar los siete mil millones de dólares) fuera consecuencia de declaraciones vertidas por el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, cuestionando la medida de eliminación de retenciones, como un factor condicionante del apoyo de su gobierno. Su postura tiene una lógica que encuadra en el hecho que nuestras economías no son complementarias, sino competitivas.
Además, los exportadores que quieran ser beneficiarios por este Decreto deben liquidar al menos el 90 % de las divisas declaradas en la Declaración de Ventas al Exterior, en un plazo de hasta tres días de efectivizada dicha declaración. ¿Qué se pretendería lograr con esta medida? El objetivo declarado del gobierno a través de este mecanismo transitorio, es lograr un mayor ingreso de divisas al Banco Central de la República Argentina (BCRA), para mejorar así su nivel de reservas.
¿Qué piensan los sectores potencialmente beneficiados? En términos generales, estos sectores aprueban cualquier nivel de disminución en las alícuotas sobre los Derechos de Exportación (usualmente llamados retenciones), pues históricamente vienen sosteniendo la idea que es un tributo distorsivo. Y esta medida impactaría favorablemente en la competitividad en el comercio internacional, aunque está la lógica observación de la transitoriedad de tal medida, que de alguna manera demuestra que se puede tratar de un parche, resultado de una necesidad coyuntural, y no por un total y absoluto convencimiento de su conveniencia.
Tres días después de la publicación del Decreto de referencia, cinco grandes cerealeras de capitales extranjeros cubrieron el 80 % del cupo, y el 20 % restante lo completaron cerealeras de capitales nacionales. Esto nos lleva a hacernos otra pregunta: ¿Pudieron muchos productores acogerse al beneficio? La respuesta es no.
Siguiendo el razonamiento, cabe otro interrogante: ¿Las grandes cerealeras comprarían bienes de capital para mejorar la productividad? Es muy probable que la respuesta pueda ser no, porque la principal actividad económica de estas empresas es el procesamiento y la comercialización, y no la producción, pues mayormente, adquieren los granos a los productores.
¿Qué aplicación le podrán dar esas cerealeras al beneficio de vender las divisas al BCRA? Es también probable que vuelvan a comprar divisas, y las sostengan a la espera de una muy posible devaluación que podría ocurrir con posterioridad al acto eleccionario del 26 de octubre, recuperando un importante porcentaje de divisas que previamente se vieron motivados a vender, lo cual generaría un impacto negativo en el nivel de reservas del BCRA.
Ahora, pensando desde el lugar del Estado, nos podemos preguntar: ¿Cuál sería el costo tributario? El costo tributario estaría consignado en la no percepción de los Derechos de Exportación. Menos recursos para las arcas del Estado, lo que impactaría negativamente en el objetivo de evitar el tan remanido déficit fiscal. ¿Los beneficios fueron para los productores? En principio, no. ¿Aumentarían mucho las reservas del BCRA? Muy probablemente, no.
Imaginaría suponer que el resultado final de esta medida será:
* Mayor rentabilidad para las grandes cerealeras (en su mayoría extranjeras),
* Ningún o mínimo beneficio para los productores agropecuarios y
* Menor nivel de recaudación para el Estado Nacional.
Tenemos que tener en cuenta que cuando se piensa en sostener el equilibrio fiscal, no solo se debe especular en no sumar gastos que de acuerdo al criterio de las autoridades del gobierno pueden ser improductivos, sino también en cuidar el ingreso de recursos, que por supuesto, son siempre escasos.
Y, ante este tema en particular, con el efecto que puede impactar a la macro y a la micro en la Argentina, surge formular algunas reflexiones:
* Se renuncia a la obtención de recursos para favorecer a grandes exportadores.
* Se niegan recursos para: la actualización de haberes jubilatorios; cubrir necesidades de personas con discapacidad; solventar políticas universitarias y de investigación; sostener la salud pública y trabajar en el mantenimiento de rutas nacionales.
Las decisiones políticas implican determinar prioridades.
¿Serán éstas las prioridades que como sociedad queremos validar?