Explorando los nuevos límites de la creatividad
La fusión entre Arquitectura e Inteligencia Artificial
Desde las primeras intervenciones, asentamientos y construcciones efectuadas por las antiguas civilizaciones, hasta las audaces estructuras contemporáneas que configuran nuestros entornos urbanos, la arquitectura ha sido el escenario para expresar la creatividad humana, integrando funcionalidad y manifestaciones culturales.
En la era digital del Siglo XXI, la inteligencia artificial - IA - emerge como una nueva herramienta que tiende a revolucionar constantemente el proceso de diseño arquitectónico. El diseño generativo, basado en el empleo de algoritmos y parámetros, redefine los límites de la creatividad humana al producir múltiples soluciones ante un problema o requerimiento específico.
Pero, ¿podría la IA ser considerada una amenaza para los profesionales del sector? Este nuevo enfoque supera las barreras del proceso creativo, permitiendo explorar un espectro infinito de posibilidades en tiempos reducidos. Así como Christopher Alexander identificó y compiló varios patrones de diseño residencial en A pattern language, una IA podría expandir dichos patrones funcionales considerando aspectos socioeconómicos, ideológicos y/o culturales, en pos de encontrar la mejor solución a un problema planteado.
Formas orgánicas, geometrías complejas o diseños paramétricos son procesados y plasmados por la IA con sólo escribir breves líneas de texto - prompt -. La concepción inicial de la Idea como punto de partida del proceso proyectual, exige muchas exploraciones. El traslado hacia un diseño computacional supone una transformación en la manera en que los arquitectos conceptualizan y desarrollan sus proyectos; liberándolos de las limitaciones técnicas tradicionales para ofrecerles diversas alternativas a partir de la definición inicial de objetivos y restricciones (Kalay, 2004).
En un mundo cada vez más digitalizado, Bilinkis (2018) señala que el futuro del trabajo estará marcado por la colaboración entre humanos y máquinas, lo que requiere una adaptación en la educación para preparar a los profesionales ante esta nueva realidad. Las nuevas generaciones en lugar de simplemente aprender técnicas tradicionales, deberán desarrollar habilidades en el manejo de herramientas y algoritmos de inteligencia artificial. Kolarevic (2003) expone que escuelas de arquitectura como el MIT y la AA School lideran la actualización curricular al ofrecer cursos y programas de certificación que integran la IA al proceso proyectual, junto con la creación de grupos de investigación especializados en diseño emergente que combinan arquitectura, ingeniería, inteligencia artificial y ciencia de los materiales.
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Más allá del diseño, la IA está revolucionando el modo en que construimos y operamos edificios. Durante los últimos años, la incorporación de robótica impulsada por IA ha logrado acelerar procesos constructivos: desde la automatización de tareas repetitivas, hasta la impresión 3D de componentes estructurales o incluso de conjuntos habitacionales enteros, la IA ha logrado mejorar la precisión y asegurar la realización de proyectos cada vez más complejos. Bock and Linner (2015) exponen que esta innovación no sólo aumenta la eficiencia, sino que tiene el potencial de mejorar la calidad de vida de los trabajadores al reducir las tareas más peligrosas y extenuantes; mientras que Bilinkis (2018) agrega que, de este modo, podrán enfocarse en actividades más creativas y estratégicas. No obstante, también es preciso considerar los siguientes interrogantes ¿estamos preparados para los impactos sociales y laborales que puede generar? ¿cómo gestionaremos el acceso desigual a este tipo de tecnologías?
En cuanto a la operación de los edificios, el análisis de datos en tiempo real y la simulación de escenarios complejos, permiten optimizar su rendimiento en términos de eficiencia energética, confort térmico y calidad del aire interior. Los sistemas BIM - Building Information Modeling - integrados a inteligencias artificiales permiten predecir y mejorar los ciclos de vida de las obras, reduciendo costos operativos e impactos ambientales. Los sistemas de gestión de edificios inteligentes, equipados con sensores y algoritmos avanzados, monitorean y controlan todos los aspectos del entorno construido, desde la iluminación y climatización, hasta la seguridad y accesibilidad.
Mas estos sistemas de control avanzado, plantean ciertos desafíos éticos y regulatorios que deben ser abordados cuidadosamente, ¿qué sucede con los sesgos de programación? ¿cómo resguardar la privacidad? La recopilación y empleo de datos en tiempo real requiere marcos normativos que aseguren la transparencia y protección de la privacidad, reduciendo aquellos riesgos relacionados con la ciberseguridad. A su vez, Zuboff (2019) plantea que el uso de la IA debe ser guiado por principios ético que garanticen que los beneficios estarán equitativamente distribuidos, en pos de no exacerbar las desigualdades existentes.
La irrupción de la inteligencia artificial nos abre un abanico infinito de posibilidades y nuevas oportunidades, pero también despierta infinidad de reflexiones e inseguridades. Ya no se trata sólo de encontrar una buena pregunta como acto creativo, como planteaba Louis Kahn, sino que ahora la formulación idónea de un prompt tiene el poder de desencadenar procesos creativos reveladores
El empleo de la inteligencia artificial está transformando el ámbito arquitectónico, desbloqueando nuevas fronteras de creatividad, eficiencia y sostenibilidad. La fusión entre arquitectura e inteligencia artificial no sólo redefine lo posible, demostrando que la imaginación es el único límite; sino que también nos invita a repensar cómo vivimos y construimos nuestros entornos. La sociedad contemporánea enfrenta problemas complejos y en constante mutación - cambio climático, crecimiento demográfico, incremento de la pobreza - que exigen medidas y acciones consistentes. Aprovechar las potencialidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías, mediante una visión holística, una planificación estratégica y la colaboración de múltiples actores, nos posibilitará la concreción de proyectos que influyan positivamente sobre los entornos urbanos y mejoren considerablemente la calidad de vida de quienes los habiten; pues nunca debemos olvidar que “la arquitectura es un acto de amor hacia la humanidad” (Frank Lloyd Wright, 1957).