Diario histórico se muda y en su lugar levantarán dos torres
La operación se concretö hace más de un año pero se cristaliza ahora.
La mudanza de uno de los medios de comunicación más tradicionales de la provincia del lugar donde funcionó durante casi 30 años, trae aparejada un ambicioso desarrollo inmobiliario que promete intervenir el terreno con dos torres de departamentos.
Se trata de la operación que concretó el directorio del diario El Litoral hace ya más de un año con la desarrolladora Pilay en Santa Fe, pero que se cristaliza ahora con el traslado de las oficinas administrativas y la redacción hacia un nuevo domicilio dejando las instalaciones listas para la demolición y la posterior construcción del complejo habitacional en una estratégica zona de la capital santafesina.
Es un inmueble de alto valor por la ubicación, en el macrocentro de Santa Fe, a dos cuadras de la Universidad Nacional del Litoral y a pocos metros del Boulevard Pellegrini, arteria de gran circulación de tránsito. Allí funciona desde 1986 el vespertino El Litoral y será allí donde se comenzará a trabajar para levantar dos edificios.
El acuerdo se selló hace ya varios meses, pero había quedado a la espera de que los dueños del diario encontraran una nueva ubicación, hecho que inicialmente iba a correr por cuenta de Pilay, como parte del arreglo económico, pero que luego quedó descartado, cuando los accionistas del medio vieron la oportunidad de adquirir un inmueble sobre calle Belgrano, frente a la Terminal de Omnibus.
Dicho emplazamiento desde la semana próxima albergará la redacción, y algunos días después, las oficinas de la administración, junto con los estudios de la señal de cable que posee el grupo.
Sin demasiados detalles sobre cómo será el complejo, ya que por ahora existe mucho hermetismo sobre el esquema de intervención en el sitio que deja vacante El Litoral, se pudo saber que el diseño contempla todo el terreno que tiene unos 30 metros de ancho en una franja de 100 metros de largo con ingreso tanto por calle 25 de Mayo, como por Pedro Vittori.