La distribución de utilidades en la empresa familiar
El destino de las ganancias influye en la tranquilidad de la familia y la previsibilidad para la empresa.
Por Sergio Messing
“Mis hermanas se la quieren llevar toda. Claro, ellas no están aquí adentro”, se lamentaba Felipe en el primer encuentro que tuvimos después de que él me llamara para consultarme.
El es dueño de una fábrica de material odontológico junto con sus dos hermanas. Carola, mayor que él, es médica clínica y vive en la ciudad de Rosario. Pola, la menor, tiene un local de venta de cotillón en Rafaela. La empresa está radicada en Santa Fe, y la heredaron de su padre hace veinte años.
Llega fin de año, el cierre del balance, y Felipe sabe que se viene una discusión repetida, la del destino da darle a las ganancias obtenidas. Sus hermanas, alejadas de la realidad cotidiana de la empresa, siempre quieren que se distribuyan entre ellos todas las utilidades, de acuerdo al porcentaje que le corresponde a cada uno. Tienen dos tercios de los votos, por lo que Felipe tiene que ser convincente, paciente y diplomático. La empresa necesita un nuevo depósito y tiene que conseguir que ellas aprueben su proyecto y acepten dejar parte de las utilidades para financiarlo.
“El año pasado, en el reparto de las ganancias me tocaron quince lucas. ¿Te parece en una empresa que factura cinco palos al mes?”, me contaba Nacho, al borde de la furia, en una conversación informal en una reunión social. El y otros once primos son dueños de una distribuidora de papel y cartón en la ciudad de Tucumán. La empresa la manejan el mayor de los primos, y otro de la misma rama familiar es el Gerente Comercial. Los otros diez primos tienen sus actividades y sus ingresos principales fuera de la empresa. Los dos primos que conducen la empresa familiar tienen una gran ambición de crecimiento, y convirtieron a la distribuidora en la más importante del noroeste del país. En los diez años que llevan al frente la empresa multiplicó por dos el volumen de ventas y por tres las ganancias. Pero la financiación del desarrollo se hizo reinvirtiendo la mayor parte de las utilidades.
Cuando en las empresas hay familiares que están adentro, en la dirección y administración, y otros que están afuera solo como socios, la mirada de la realidad y, por lo tanto, la opinión sobre el destino de las utilidades suele ser divergente y causa muchos conflictos.
La empresa requiere de un flujo financiero que le permita crecer a un ritmo similar o mayor que la demanda de fondos que le hace la familia. Si la familia crece más, la parte de las ganancias de cada familiar será cada vez menor. Reservar una parte de lo ganado para “agrandar la torta” es una política estratégicamente inteligente y familiarmente sana.
Comprar un depósito más grande, abrir una nueva sucursal, son decisiones que a mediano plazo generarán más ganancias, y hacer que la empresa que es de todos aumente su valor.
Pero a los que están afuera les interesa más el corto plazo. Quieren ponerse la plata en el bolsillo y disponer de ella para lo que deseen. Para los socios pasivos, la parte de la empresa de la que son dueños es una inversión, y como tal, debe darles un rendimiento razonable.
Tener un capital en la empresa familiar genera la expectativa de una ganancia personal. Muchas veces los familiares se preguntan cuanto ganarían si ese dinero lo tuvieran invertido de otra forma. Es un análisis parcial porque omite muchas variables, pero es lo suficientemente poderosos como para producir quejas y conflictos. La idea de llevarse toda la ganancia atenta contra los propios intereses porque ahoga el crecimiento de la empresa de la que todos son dueños y la carga con costos financieros que disminuyen la utilidad que, aunque sea en parte, se reparte entre todos de acuerdo a lo que a cada uno le corresponde.
La política de distribución de utilidades y de reservas para reinversión debe guardar un equilibrio que satisfaga las expectativas de los socios que están afuera de la empresa, y a su vez asegure a la empresa familiar los recursos para seguir creciendo.
Como en todos los demás temas, poder construir entre todos los familiares propietarios una pauta acordada de como se distribuirán las utilidades cuando la empresa las genere, servirá para contemplar los intereses de todos, ajustar las expectativas futuras, y reducir la posibilidad de que se produzcan conflictos por este asunto.
Estas pautas pueden contemplar distintos aspectos de importancia:
- un porcentaje de las utilidades para ser distribuidas entre los socios.
- un porcentaje de las utilidades para ser reservadas para las inversiones futuras o en curso.
- un porcentaje de las utilidades para ser reservadas para afrontar contingencias familiares o empresarias.
- un porcentaje de las utilidades cuyos destinos pueda decidir la asamblea de los dueños / socios / accionistas, cada año en función de lo que discutan y decidan.
Este acuerdo le dará previsibilidad al futuro de todos los interesados y les permitirá hacer sus planes teniendo en cuenta el dinero que posiblemente entre a sus bolsillos.
A la empresa le facilitará la planificación de sus finanzas porque sabrá con anticipación cuanto tendrá que disponer para pagarles a los socios, y sus planes de crecimiento porque conocerá cuanto dispondrán para financiar inversiones.
Felipe podrá tener la tranquilidad que le dará saber que contará con los fondos para el nuevo depósito y que no tendrá que atravesar por el enojo de sus hermanas, que tendrán un demanda ajustada a los acuerdos familiares previos. La negociación entre ellos será sobre un monto más chico, y no sobre todas las ganancias.
Los primos de Nacho deberán comprender que sus socios son inversionistas, cuidarles el capital y distribuir una renta razonable, y que si el remanente no alcanza para financiar los planes expansión, deberán buscar fuentes alternativas de financiamiento o regular el ritmo de crecimiento.
Complejo pero posible. Más sencillo si se busca ayuda.
Continuará…