Campo, innovación y tecnología
Papa en la cuenca arrocera de Santa Fe: un desafío agrícola innovador
¿Lo sabías? ¡Acá también está la papa! Históricamente vinculada a Balcarce, es poco conocida su producción en la costa. Claves para competir con calidad en un mercado muy exigente.
En el corazón de la zona arrocera santafesina la familia Selmi, siguiendo una tradición y experiencia heredadas, apuesta por un cultivo que muy pocos saben que se realiza en la provincia: la papa. El conocimiento y la innovación son las herramientas para alcanzar la calidad que les permite trabajar en un mercado cada vez más competitivo. Del mismo modo que la comunicación interna y la planificación han sido claves para consolidar el traspaso generacional, pieza fundamental para la sustentabilidad de las empresas del agro.
Oscar "Cacho" Selmi, sus hijos Germán y Emanuel, más el ingeniero agrónomo Daniel González, son la fuerza que impulsa dos empresas: una, a cargo del padre, que se dedica 100 % a la papa; y la otra, que administran los jóvenes, orientada a la agricultura extensiva en el albardón costero. Así, el tubérculo se intercala en las rotaciones con soja, trigo, maíz y girasol.
Se siembra dos veces en el año, una en febrero (la papa de segunda) y otra en julio.
"No es fácil el traspaso, las ideas no son las mismas pero se hizo y lo están llevando bien", relató "Cacho" a Puerto Negocios. Y se ríe al contar cómo discute con los hijos para lograr que lo dejen entrar con la papa en los lotes agrícolas. Emanuel y Germán -explicó- "de chiquitos arrancaron en una cosechadora; nacieron acá y se criaron en el campo".
El ingeniero González, que además es extensionista de Cambio Rural y conoce las dificultades en las empresas familiares del sector, apunta: "esto (el recambio generacional) no se consigue de un día para otro; lleva años y planificación". A su criterio, "haber logrado la planificación global de la empresa" también es un mérito enorme, ya que supieron combinar dos sistemas totalmente diferentes: la horticultura y la agricultura extensiva.
Linaje papero
Fue el padre de "Cacho" quien trajo la papa -y el know how para su cultivo- desde Arroyo Seco hace muchos años. Por eso nunca optaron por hacer arroz, aunque sí coinciden en el uso de un recurso fundamental: el río San Javier para el riego de los lotes.
El planteo papero de los Selmi consta de dos cosechas al año. La de primera, que se siembra en julio y se cosecha en noviembre. Y la de segunda, entre febrero y agosto-septiembre. Aunque este año, por los buenos precios en el mercado, apuraron la cosecha tardía a julio y se produjo una superposición entre siembra y cosecha.
El suelo arenoso del albardón costero permite una recolección muy limpia del tubérculo.
Con sede en Colonias Mascías, departamento Garay, dedican unas 30 hectáreas a la papa de segunda y 60 a 65 a la de primera, según los lotes que consigan para arrendar en la zona. Aunque han llegado a cultivar hasta en Arroyo Aguiar (departamento La Capital).
"No es fácil conseguir lotes para papa", dice Selmi, porque requiere lotes arenosos y con mucha fertilidad. "Lo ideal es que estén contra el río, porque disminuimos el riesgo de heladas y tenemos agua muy buena".
Ante la dificultad para expandir la superficie, la estrategia es la intensificación a partir de la incorporación de tecnología. Por ejemplo, invirtiendo en riego, fertilización o planificando la rotación con el resto de los cultivos. "Ahí está la pelea con los chicos; para quitarles algún lote", se ríe "Cacho". Sin embargo, esta distribución de las tareas "me da más espacio para dedicarme a esta parte, que no es fácil: requiere mucho tiempo, estar encima los 4 meses".
Estrategias productivas
Una de las técnicas de más reciente incorporación es la nivelación láser de los lotes. Ocurre que la planta de papa es muy sensible al anegamiento y los lotes son muy planos, en una zona "muy llovedora", donde suelen darse aguaceros de hasta 200 milímetros. Con esta sistematización de los potreros, con pendientes para el escurrimiento, "Disminuimos el riesgo de encharcamientos".
Por otra parte, si bien este año hicieron una perforación, para el riego utilizan el agua del río, que aporta nutrientes en los sedimentos. Pero a diferencia del arroz, que se inunda, utilizan un equipo de aspersión que puede regar unas 30 hectáreas en la campaña. Tienen uno, pero si se precisan más los alquilan. En estos años de sequía, llegaron a tener 7 equipos funcionando. "Tuvimos que hacer hasta 7 pasadas, cada una son entre 25 y 30 mm", explicó el productor. El requerimiento del cultivo, agregó, son aproximadamente 600 milímetros. Aunque en la zona es menos, porque "se hace un ciclo de 100/120 días; no como en el sur que son 150".
Por razones económicas, la variedad más utilizada es la apunta, "un caballito de batalla" porque es la de mayor rinde "y se adapta en todas las zonas". Pero también, aunque con menores rindes, han cultivado otras con destino a industria, como Innovator (para congelados) y Atlantic (snacks).
Manejo
En cuanto al manejo, Selmi sentenció: "hacer papa sobre papa desmejora la piel del tubérculo, que agarra como unas verruguitas de óxido". Como evitarlo implicaría un mayor gasto en fungicidas y fertilizantes, se rotan los lotes de modo tal que el tubérculo vuelve al mismo potrero recién a los 3 o 4 años.
Es en esta instancia cuando se integran ambas empresas, a partir de incluir la papa en la rotación de la producción de granos. La fertilización intensiva del tubérculo es un beneficio que se traslada a los cultivos sucesores. "Como son ciclos cortos y la planta no aprovecha todo, entonces los campos se van mejorando", explicó "Cacho". La base son el fósforo y algo de nitrógeno, pero "en los últimos dos años empezamos a incorporar potasio, zinc y azufre".
Luego de la papa, el siguiente cultivo "debe ser una gramínea, sobre todo ávida de tomar el nitrógeno y el fósforo que queda", explicó el ingeniero González. Por eso "el sucesor ideal es el maíz de segunda". En el planteo de la familia Selmi se utilizan híbridos de alto potencial de rinde y logran 70qq/ha. "Este no es un lugar óptimo, pero en los ingresos globales ocupa un lugar importante", aportó el técnico.
Salir al mercado
En cuanto a la comercialización de la cosecha, ya no logran la primicia -como hace 30 años- por el crecimiento que hubo en otras provincias. "Tucumán creció mucho y tienen distintos lugares y fechas, con nichos para hacer papa todo el año", explicó Selmi. Por lo tanto, "nosotros tenemos que competir con calidad, que a veces se dificulta por las lluvias". En cambio, con el sur (Balcarce) "no se puede competir porque es la zona núcleo". Además, los rindes de papa en la costa alcanzan 1.500/1.800 bolsas la hectárea, 50% inferiores a las 3.000 y hasta 4.000 que logran en el sur.
Sin embargo, en la zona núcleo papera "pagan el doble de alquiler que nosotros" y esa es una ventaja. También, al ser campos chicos se optimizan los gastos. "Hay muchas ventajas en costos", dijo Selmi. Y mencionó menos fertilización y pulverizaciones por el ciclo más reducido que tiene la planta en la costa santafesina.
"La competencia es mucha", insistió, a partir de que aparecieron varias provincias con papa: Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán y Mendoza, por ejemplo. "Depende el momento y con quién competís es el destino de venta", indicó. Así, cuando Tucumán llena BsAs y Rosario, "entonces hay que vender de Santa Fe al norte: Clorinda, Resistencia y en algunos años a Paraguay".
Recambio generacional
El desdoblamiento del trabajo familiar en dos empresas, una dedicada a la papa y otra a los granos, es uno de los logros de un traspaso generacional exitoso.
Oscar "Cacho" Selmi, junto a sus sucesores, sus hijos Germán y Emanuel.
Para el ingeniero Daniel González, es un tema muy importante y a veces tabú. "Valoro el proceso como tal, esto no se consigue de un día para otro; lleva años y planificación", dijo, sobre todo en empresas como la de los Selmi, que tiene sistemas muy dispares, como la horticultura y la agricultura extensiva. "No todo es técnico, también es social; porque esto asegura que los chicos el día de mañana sepan sostener la empresa", indicó el asesor, con gran experiencia como extensionista en la zona. "Mi gran consejo es que hay que tratar el tema, no esquivarlo", reflexionó.
Por su parte, Emanuel Selmi (técnico agrónomo, 34 años) declaró: "hay un traspaso bien marcado entre distintas formas de producir también, por cuestiones generacionales y de estar actualizados, a tono con la época".
El joven, 3° generación de "paperos", advierte las diferencias del trabajo actual respecto de épocas pasadas. Y puso el foco en la gestión conjunta. "Hoy se planifica mucho la comunicación y los acuerdos, trabajan varios profesionales en distintas áreas, lo que hace más sólida la toma de decisiones diarias". Y concluyó: "la comunicación y la planificación es primordial" para un traspaso exitoso.