Indicadores de la crisis
La caída en la demanda energética refleja el declive de la actividad industrial
Un informe de Cammesa cruza sus datos sobre las industrias que más electricidad requieren con otros sobre la producción industrial manufacturera del Indec y las coincidencias son notables.
El mes de julio de 2024 mostró una baja en la demanda de energía eléctrica de -4% en las empresas industriales y comerciales más importantes del país, respecto del mismo período de 2023. Un estudio de la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista, Cammesa, indica que el área comercial de servicios y alimentación creció 0,6%, en tanto que las fábricas utilizaron -7,3% megavatios que en el sexto mes del año pasado. El rubro con el peor indicador es Petróleo y Minerales: -10,5%.
El mismo informe presenta esos datos anualizados y expone, en una serie histórica que se inicia en enero de 2017 y concluye en julio de 2024, la coincidencia entre ese indicador mensual y otro que ofrece el Instituto Nacional de Estadística y Censos, que mide el nivel de producción industrial manufacturero.
La demanda de energía cae al igual que la actividad industrial.
El índice IPIM, construido "a partir de las variables de producción en unidades físicas, ventas en unidades físicas, utilización de insumos en unidades físicas, consumo aparente en unidades físicas, cantidad de horas trabajadas del personal afectado al proceso productivo y ventas a precios corrientes deflactadas", de acuerdo con el Indec se comporta a lo largo de los años de modo muy similar al indicador que presenta Cammesa.
El mérito de presentar ambos en un mismo gráfico es de esa empresa público-privada que autoriza la entrada en servicio y salida de la generadoras según su precio en el mercado eléctrico mayorista, su capacidad y ubicación en el sistema nacional de energía eléctrica. En pocas palabras, Cammesa es quien da las órdenes de encender o apagar turbinas que queman distintos combustibles o son más o menos eficientes, para agregar a lo que entregan las represas hidroeléctricas, las centrales nucleares y las de fuentes renovables (solar y eólica, entre otras).
El indicador del sector eléctrico recoge datos de los llamados GU (grandes usuarios) en la jerga del sector eléctrico, que "representan aprox. el 98% de la gran demanda mayor a nivel país", de acuerdo con "la evolución de su demanda durante los últimos años".
En ese segmento GU, se observa lo que sucede con los GUMA, los GUME y los GUMIS. Parece un trabalenguas pero son siglas que describen a los Grandes Usuarios Mayores que tienen una potencia mínima de demandada: 1 MW y unos contratos de abastecimiento mínimo por el 50% de la demanda prevista; a los Grandes Usuarios Menores cuya potencia mínima de demandada es de 30 kW y como potencia máxima de demandada los 2.000 kW; y los Grandes Usuarios de la Distribuidora que poseen una potencia mínima de demanda de 300 kW, pero se abastecen a diferencia de los GUMA de una empresa distribuidora (como las estatales Epe santafesina o la Epec cordobesa o las privadas Edenor y Edesur en Buenos Aires y ese Conurbano).
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Aluar
Por otra parte, como el consumo de la multinacional Aluar es tan alto, se mide aparte su demanda. Y se presentan siempre las variaciones del indicador con o sin esa firma productora de aluminios. Sin Aluar la debacle del primer semestre fue en julio -4.0%, respecto a Julio 2023. Con lo que demanda esa empresa la variación sería positiva, de 2.6%.
El informe contiene un análisis de la demanda total, centrado en el mes de análisis, Julio 2024, detallando el comportamiento de la demanda clasificada por rama y actividad. "Si bien se ve una caída en la mayoría de las actividades, se destacan principalmente la caída en la demanda eléctrica en aquellas actividades relacionadas con la rama Industrias, particularmente la producción de bienes", expresa.
Más en detalle, advierte que hay "una comportamiento a la baja en prácticamente todas las actividades". Y destaca los malos resultados para la industria de la construcción (elaboración de cemento y canteras), la industria de productos metálicos no automotores y, en menor medida, pero también con signo negativo la industria de la madera y el papel.