Empresario de Tapa: Horacio Vidal
Ohashi nace en Santa Fe como un delivery de sushi de la mano de Gonzalo Vidal y Emiliano Martínez. Horario Vidal se sumó a esta apuesta cultural alternativa y hoy en día mantiene 3 locales de Ohashi Sushi Bar en la ciudad de Santa Fe y uno en Entre Ríos, Paraná. El desafío próximo tiene que ver con una nueva propuesta que invita a vivir de modo saludable y sustentable. La clave del éxito para él: la honestidad, la limpieza, la perseverancia, el respeto por los clientes y una familia como el sostén de cada día.
¿Cómo se inicia su vida de negocios?
Yo me inicio en el año 2000. Tuve una debacle económica importante después de la “crisis del tequila” y conseguí trabajo en Santa Fe, la ciudad en la que me había criado. Yo vivía en Rosario, -soy rosarino- pero hice toda la primaria en la ciudad de Santa Fe; era soltero, conseguí un trabajo con casa y con mi padre, que es viudo, nos vinimos juntos a Santa Fe nuevamente y con un resto de plata que me había quedado después de los problemitas. Compré el bar Monet que estaba en Zazpe y San Martin. Así arranqué. Antes de eso era empresario textil, tenía distribuidora, negocio, viajaba mucho…
¿Siempre el comercio?
Siempre el comercio.
¿En el caso de su padre también?
Mi padre trabajaba en una compañía multinacional; era empleado, calificado, – gerente de toda la región- pero no es lo mismo ser empleado que ser dueño de un local, es el agua y el aceite, totalmente distinto. Vos podes ser un muy buen empresario como empleado y podes ser un muy buen empresario como dueño y que las dos cosas no sean compatibles.
¿Por qué eligió tener un bar y no otra cosa?
Un sueño de vida, tener un bar. Siempre me gustó la gastronomía. Desde chico me lo inculcaron, familiarmente, viajábamos mucho. Tuve esa suerte de viajar gracias a mis padres y comía mucho afuera, siempre me gustó el rubro. Me gusta trabajar en el rubro y me gusta ir a bares. Tiene un condimento muy especial para mí. Las amistades, esas que sólo las vez cuando vas a un bar, una hora por día; cuando no vas no las ves; esa gente con quienes te sentas todos los días en una mesa de café a hablar de política, de economía, de rugby, de hockey, de lo que sea. Es como un cable a tierra y es bueno hacerlo con gente que uno aprecia. Terminas, en muchos casos, forjando amistades. Y Empecé con el bar y me fue muy bien. Al principio como bar cafetería, yo traía las medialunas de Rosario y tenía una panificación especial, mucha dedicación. Como ese local está cerca de Tribunales, de la inmobiliaria Bottai, teníamos un grupete de clientes y vos ya sabías quien entraba, qué tomaba, cómo lo tomaba, a qué hora. Gracias a eso coseché muchos amigos.
Y es un barrio “muy del café”…
Un barrio muy del café, de políticos y empresarios. Esas cosas sirven y yo pasaba todo el día ahí.
¿Cómo fue el paso del café al sushi?
Fue por mi sobrino Gonzalo -el hijo de mi hermano mayor, Daniel- y Emiliano-. Tenían un delivery de sushi, cuando el sushi recién estaba imponiéndose en Buenos Aires. Aparte de las casualidades y de la suerte, todo se da por esas cosas que pasan en la vida. Cuando hicieron el paseo peatonal sur yo cerraba los sábados y los domingos porque estaba la obra, la gente no podía entrar con el coche, no convenía abrir, descansaba. Mi sobrino me pide el local para hacer cenas temáticas, semanales, una oferta de cuatro semanas –tanto mi sobrino como mi ex socio son cocineros muy capaces, personas de otro planeta porque además lo que hacen lo hacen con amor, con ganas; son capaces de estar cocinando dos días, son distintos, elegidos-. Me dijeron “tío ¿nos prestas el bar?”. Se los presté –no les cobré nunca nada porque no correspondía- y les dije “miren, para mí no sirve”. Y sirvió. Empezaron a llenar todos los fines de semana, se extendió a cuatro semanas más, a dos meses y un día les propuse asociarnos para que durante el día funcionara el bar-cafetería y de noche Ohashi Sushi Bar.
¿En ese momento surge el nombre Ohashi?
Ellos tenían el nombre (“Ohashi” significa “palitos”). Cambiamos los logos, cambiamos el nombre; nos adaptamos a la manera de trabajar entre dos cosas totalmente incompatibles, la cafetería con el pescado. Funcionó tan bien que -debido a que ya no alcanzaba el espacio de la cocina para la demanda de público y de pedidos que teníamos- decidimos alquilar en calle Obispo 2488 (donde estamos hoy). El delivery era poco al principio y después fue creciendo mucho. La demanda hoy es tal que incluso separamos el delivery del restaurant.
¿Cómo es la composición actual empresa?
Somos 22; somos muchos familiares trabajando en la empresa (esposa, hermanos, agustina mi sobrina), hay mucha gente que trabaja hace mucho tiempo conmigo. El pilar de la empresa es la familia que trabaja con uno y seis, siete empleados que son incondicionales. La confianza se la gana el empleado, no es fácil, pero, tampoco es tan difícil; son reglas claras, honestidad de ambas partes, no tiene que haber roses ni problemas; no me gusta tener problemas con los empleados.
¿En qué momento se da cuenta que se había convertido en empresario?
No sé si usaría esa palabra pero te sentís empresario cuando te vienen a pedir una franquicia para el interior del país, desarrollas un emprendimiento en otra provincia, -por más que sea muy cerca como es Entre Ríos- donde la gente te dice que no, que el paranaense no, que el santafesino no y uno apuesta a los ideales que tiene. Se cree que la gente come muy bien fuera de la ciudad y muy mal dentro de la ciudad y eso es un mito, una mentira. La gente que sabe comer, se toma su espacio, su tiempo. Me sentí empresario cuando estuvieron a pleno todos los locales; cuando saludas a alguien, te ven con la remera puesta, te dicen “ah, vos sos el dueño de Ohashi, yo te conozco”; y cuando tuve más de cinco empleados me sentí empresario porque es un compromiso.
Hoy, ¿cuántos locales mantiene?
En Paraná estamos hace dos años y medio. Yo arranqué con Ohashi hace 6 años. Hoy tenemos 4 locales y tenemos un próximo local, con el mismo nombre de Ohashi y un apodo que le vamos a poner, vamos a hacer comida vegetariana, comida natural, jugos frutales hechos en el momento. Si venís en bicicleta vas a tener el jugo gratis. Tenemos bromatólogas trabajando en el local, eso es parte del desarrollo de la empresa. Si bien por ahí uno se queja de los controles, el orden y la limpieza hacen al éxito de un negocio como el que tenemos nosotros.
Lo que te piden bromatológicamente, separamos la basura, donamos el aceite para hacer biocombustible, la basura no la sacamos por el servicio público sino que nos sumamos al programa que implementó la municipalidad, emprendedores vienen a buscarla con una camioneta para reciclarla.
Y está mencionando algo más profundo que tiene que ver con el desarrollo sustentable…
Estamos en un lugar fantástico y nosotros vivimos de esto, tenemos que cuidarlo. Vendemos pescado; si seguimos molestando al medio ambiente no vamos a poder vender más pescado todo el tiempo. Al principio cuesta y uno lo ve como un gasto pero es una inversión. Y es la clave del éxito -yo creo- hoy para muchísimas empresas: cuidar el medioambiente, cuidar a los empleados, no tener jornadas laborales de doce o catorce horas, todo ayuda.
Con respecto a esta gran apuesta al Sushi -algo que sale de la cultura santafesina-, al principio, presentaba una negativa de su parte, ¿es así?
Era escéptico. A mí me gusta el Sushi (no soy de comerlo todos los días pero me gusta), pero se necesita de ese empuje joven a veces para adaptarse a los cambios, la cocina cambió muchísimo. Yo si bien soy amigo de la cocina antigua, la cocina cambió, se come con todos los sentidos. Por eso hoy tenés que mantener la limpieza, decorar un plato. “gourmet” no significa poco, significa lindo –para mí, ¿eh?-; no hace falta que la comida sea minúscula sino que se tiene que ver el color, todo.
Y la gente se está animando cada vez más a probar cosas distintas…
Muchísimo. Yo convidaba licor de lagarto (esos japoneses que tienen lagartos adentro, “muertos” –decía Susana-) y la gente al principio se niega pero lo toma. Eso hace que te des cuenta que si se ofrecen productos de buena calidad, la gente se anima.
¿Es importante para su empresa continuar innovando a partir de ahora en adelante?
La apuesta de la comida vegetariana la hago con mi sobrina, Agustina, que trabaja hace cuatro años con nosotros. Es un emprendimiento ramificado de Ohashi pero que va a estar a cargo de ella. Ella es hermana de Gonzalo, que ahora está viviendo en Río de Janeiro, tienen un restaurant (es socio); tiene 27 años pero hoy ya es un empresario exitoso.
Sus hijos todavía son chicos…
Tengo dos hijos de 14 y de 9 años. Al de 9 le gusta mucho trabajar. Yo trabajo con mi esposa, ella es mi sostén. Creo que ella es más trabajadora que yo, trabajamos a la par. Y con mis hermanos. Mi hermano Mariano está a cargo de Ohashi de Paraná, mi hermano Daniel me ayuda en asesoramiento, igual que mi hermano Diego, que está en Rosario. Participamos, charlamos; yo viajo mucho a Rosario porque tengo muchos amigos allá, mi club, mi rugby, mis cosas. Los chicos acá juegan en el C.R.A.I y aprovecho cuando van a jugar a Rosario.
¿Cómo cree que se va a desarrollar este 2014? ¿Cuáles son sus expectativas?
Para mí va a ser un buen año, siempre y cuando los empresarios, el verdulero, el carnicero, nos demos cuenta de que sin consumo y sin venta no vamos a poder seguir manteniendo a nuestros empleados, los alquileres, los impuestos, afrontar los gastos que tiene diariamente un negocio. Más allá de la rentabilidad que tenga o no un negocio, puede ser mucha o poca, creo que hoy es un momento para mantener lo que uno tiene, para dejar tranquila a la gente de que no se va a quedar sin laburo y en eso se basa no aumentar los precios en forma -para mí- indiscriminada y en vano. Si uno traslada los precios de lo que aumentan de un día para otro los productos estacionales, debería costar todo el 50% más. No está bien lo que están haciendo algunos empresarios, de aumentar por aumentar, hay cosas que no aumentaron y creo que es un desafío que tenemos todos de rechazar productos que aumentan sin motivo alguno. A mí me aumentó el salmón (que viene de Chile) un 22%, el resto de las cosas no aumentaron y puedo aumentar el salmón un 10% pero no voy a aumentar todo el 30% porque no entra la gente; yo tengo que invitar a que la gente venga.
La clave es no desesperar…
Trabajar más, ganar lo mismo, estar tranquilo; para mí va a ser un muy buen año y el que viene también.
Si tuviera que elegir un momento de consolidación personal, ¿Cuál sería?
Yo me consolidé el día que conocí a mi esposa, que conocí a mi hijo más grande (porque tengo un hijo del corazón), el día que tuve a Iñaqui (que es el más chiquito) y que conformamos una familia. Ese es el secreto de la vida. La vida es corta y se hizo para disfrutar, más allá de los vaivenes, que te vaya bien o te vaya mal. Yo sé lo que es que te vaya muy bien y que te vaya muy mal y si uno tiene educación, cariño, familia, son parte de la vida; si no sos de buena madera creo que no podés tener éxito.
¿Cree que le falta algo por hacer?
Darle más tiempo a mi familia. Sobre todo a mis hijos; con mi mujer por el tema del trabajo, estamos mucho juntos. Este año uno de mis objetivos es irlos a ver más a jugar al rugby, estar más con ellos los fines de semana. Eso cuesta trabajo porque estos trabajos son de noche, son largas jornadas de laburo. Pero con gente de confianza, con familiares que te ayudan se puede y lo voy a lograr. Creo que es de lo único que uno se puede arrepentir el día de mañana.
Y también ese es un modo de evaluar el trabajo…
La cantidad de tiempo laboral si no tiene calidad, igual que en los afectos, no sirve. Uno trabaja para estar bien. Yo trabajo para vivir, no vivo para trabajar; eso es algo que me lo enseñó mi viejo. Cuando el trabajo se convierte en vivir para trabajar y en algo obsesivo ya no es parte de mi idiosincrasia, de mi ser.
A partir de esta manera de construir y de vivir su empresa ¿Cuál cree que sería su legado?
Dejo muchísimos amigos -y no tengo enemigos, no tengo rencores con nadie y para mí eso es muy importante-. Si mañana, por cosas de la vida, me toca atravesar malos momentos económicos y tengo que salir a buscar trabajo, tengo un millón de puertas abiertas. Tanto como para mí, mis hijos y mi mujer. Uno forja su destino. El legado es ese, muchísima gente que me aprecia y que me va a recordar con cariño.
¿Cuáles son sus próximos objetivos y los desafíos empresariales?
Me gustaría poner un Ohashi en Río de janeiro con mi sobrino. Es algo muy difícil, más allá de las distancias, invertir hoy en el exterior pero es lo único que me queda pendiente, que uno de los creadores de Ohashi, Gonzalo, pueda en Río de Janeiro, poner un Ohashi -que lo va a lograr, pero me gustaría ser partícipe-. Es su lugar en el mundo, es feliz, es exitoso -y si no es exitoso, es feliz-. Para mí es la ciudad más linda del mundo, lejos.
Si volvieran a nacer ¿Qué decisiones, relacionadas con la actividad, tomaría que antes no y cuáles cambiaria?
Si volviera a nacer estudiaría. Creo que es importante, más allá de leer, hacer cursos. Cualquier cosa que uno haga, no es lo mismo hacerla por impulso, por tener una cabeza arriesgada o suerte que hacer algo planificado, estudiado. Eso te ayuda a cometer muchos menos errores; entonces, el costo del crecimiento es mucho menor.
PERFIL
Nombre completo: Horacio Vidal
Edad: 43 años
composición familiar: casado con 2 hijos
Hobbies: mirar rugby
hincha de Ger de rosario rugby