El impacto de la devaluación
La industria enfrentará el año más crudo de la última década
La menor demanda interna y el parate de la economía brasileña restan posibilidades de recuperación a la producción local.
Los industriales argentinos más optimistas ya podrían ir encargando camisetas con la leyenda “Mi empresa sobrevivió al 2014”. Es que el año que acaba de estrenarse amenaza con convertirse en el más crudo para la producción fabril en lo que va del ciclo kirchnerista. Con la economía brasileña estancada y la baja del consumo que se anticipa en el mercado local, las perspectivas de crecimiento en la producción se van deshilachando.
El año pasado ya había sido complicado para el sector. El INDEC registró una baja del 5,4% en el Estimador Mensual Industrial, mientras que para la Fundación FIEL, la producción apenas creció 0,7% en los primeros 11 meses y para el estudio Ferreres y Asociados, subió 2,8%. Las disidencias se fundan en la metodología y en la ponderación que cada uno le da a los sectores. “Sobre 21 sectores manufactureros, la estadística oficial registró que sólo 6 lograron superar los niveles de producción del año previo, 14 cayeron y uno se estancó. Con diferentes matices, un resultado similar se observó en la variación de la cantidad de los obreros ocupados y las horas trabajadas”, indica un trabajo de IDELAS-UCES.
“Nuestro escenario base es de una desaceleración significativa de la actividad económica, con un primer cuatrimestre malo, y con una posible mejora a partir del segundo cuatrimestre, con el comienzo de la cosecha agropecuaria”, indica abeceb.com.
Para Juan Luis Bour, director de FIEL, el principal socio comercial argentino está “casi” en recesión. “No hay proceso de recuperación marcada en Brasil en 2014 y las políticas domésticas de la Argentina muy probablemente van a llevar a un deterioro importante de la demanda y la producción de bienes durables”, apunta. Desde esta visión, casi todos los sectores se verán afectados. “Para el segundo trimestre habrá una marcada disminución en los bienes de consumo y en alimentos y bebidas. Será un año con factores contractivos por la demanda externa y por la demanda doméstica”, indica.
Del lado de los que la pasarán peor, Bour ubica a las automotrices, a las empresas fabricantes de alimentos y bebidas y a las textiles. Del lado de los beneficiados, estaría la siderurgia, “pero dependiendo de cómo se mueva la economía doméstica”. Para FIEL, la recesión en la Argentina en 2014 es un hecho. “Antes de la devaluación, nosotros ya teníamos proyectada una recesión de más de 1%, pero probablemente la contracción sea un poco mayor. Desde el punto de vista de la demanda agregada, caerán tanto la inversión como el consumo privado”, dice Bour.
Hasta ahora, los economistas no ven chances de que en esta devaluación las industrias locales se beneficien a través de la sustitución de importaciones, como ocurrió con la suba del dólar en 2002. “La sustitución de importaciones ya está agotada. Las industrias locales actualmente carecen de perspectivas a mediano plazo. Van a caer las importaciones, pero también va a caer la demanda”, señala Bour.
El pronóstico de FIEL es que, tras el estancamiento que enfrentó la actividad manufacturera en 2013, “este año habrá una contracción del 2%, aunque es probable que haya que revisarlo porque habrá sectores que caerán más y otros que se podrán sostener”.
Entre los optimistas que podrían encargar las camisetas para celebrar la supervivencia está Sergio L’Estrange, director regional de ventas de la división Automotive Aftermarket de Bosch Argentina, fabricante de autopartes y accesorios. “Somos optimistas con respecto a la evolución de las ventas en el mercado de repuestos de automóviles para el 2014. Según nuestro análisis de la industria y tomando los resultados favorables de venta de vehículos de los últimos años, podemos proyectar un incremento del mercado potencial de autopartes del 17%. Principalmente, debido al crecimiento del parque automotor y el ingreso al aftermarket de los años con buenos números de venta de vehículos”.
Para Fausto Spotorno, del estudio Ferreres y Asociados, “la devaluación podría ayudar un poco en materia de competitividad, pero en el contexto en el que se está dando no va a terminar teniendo efecto favorable. Creemos que el impacto sobre la industria va a ser neutro o negativo, dependiendo del nivel de ajuste monetario que se siga haciendo”.
Fuente: ieco.com