Impacto al productor
El costo de la sequía ya asciende a más de US$ 14.140 millones

La sequía hizo caer la proyección de cosecha de soja, trigo y maíz en 50 millones de toneladas.
Entre lo proyectado al momento de sembrar y las estimaciones a la fecha, se perdieron 50 millones de toneladas de producción, sólo en trigo, soja y maíz. En dólares, las pérdidas del sector productor ascienden a US$ 14.140 millones. Ello equivale al costo total de sembrar la próxima cosecha 2023/24 para el productor agropecuario, relevó un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Al encarar las siembras, las estimaciones de producción en base a rindes históricos apuntaban a una cosecha de 19 millones de toneladas de trigo, 54 Mt de maíz y 49 Mt de soja. Sin ser máximos históricos, el área de intención y la tecnología disponible permitía pensar en una buena campaña 2023.
A medida que transcurrieron las semanas, sin embargo, el trigo primero sufrió la combinación de déficit de lluvias y escasa reserva de agua en los suelos, luego de dos años consecutivos de sequía. Sobre ello, llegó un duro revés en la primavera, cuando las lluvias continuaron decepcionando y sobre ello, el mazazo final: una helada en octubre que cortó el desarrollo de las plantas en diversas zonas del país, incluyendo la región núcleo.
Al momento de sembrar la soja y el maíz, sin humedad en el suelo, las labores se demoraron y pudieron completarse menos hectáreas de las previstas. Pese a que una gran proporción de los productores optaron por la estrategia de demorar las siembras, ello resultó insuficiente frente a un panorama que dio lo peor de sí: no sólo las lluvias no se normalizaron en todo el verano, sino que se registraron tanto máximos históricos de temperatura hasta bien entrado marzo, como mínimos en décadas (heladas agronómicas) en febrero.
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El impacto al bolsillo del productor
En lotes que hoy se cosechan con rindes muy inferiores a los presupuestados, los ingresos por hectárea resultarán menores a los previstos para hacer frente a las erogaciones del sector productor. En zona núcleo, la productividad (rinde estimado por hectárea) ha caído en promedio un 49% para la soja, un 21% en maíz (con gran dispersión entre las variedades tempranas y tardías) y un 62% en trigo, entre la expectativa al momento de la siembra y la estimación a marzo. Frente a tamaña caída en el volumen producido, la suba de precios del 6%, 12% y 26%, respectivamente, resultan insuficientes para compensar los resultados.
Ante esta situación, en campo propio sólo la soja y el maíz tardío pueden ofrecer un ingreso que alcance a cubrir los costos (en tanto y en cuanto el maíz de segunda no continúe recortando quintales, escenario aún muy probable), mientras que en campo alquilado los tres cultivos arrojarán un resultado negativo. En la presente estimación de resultados, se toma como supuesto un 70% de campos alquilados y un 30% campo propio.
En hectáreas que, pese a haber sido sembradas, no podrán cosecharse por fracaso de la producción, el costo para el productor asciende al gasto en insumos que afrontó y no podrá recuperar. Ya que algunos fitosanitarios podrán evitarse, aquí se asume una pérdida del 70% del costo de insumos, siembra y pulverización en soja, y del 80% en trigo y maíz. Son, considerando los tres cultivos, 4,2 millones de hectáreas las que se han perdido en el actual ciclo productivo.
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Finalmente, en aquellos lotes que, pese a haberse tenido la intención de sembrarse, esos planes no pudieron materializarse por falta de humedad, la pérdida asciende al costo de oportunidad por tener la tierra improductiva durante la temporada. La pérdida de ingresos por obtener un menor rinde (productividad) por cada hectárea cosechada que suman, entre los tres cultivos, otros 2,2 millones de hectáreas.
De este modo, se llega a una estimación total de pérdidas de ingresos totales para el sector productor de US$ 14.140 millones, de las cuales el 59% corresponden a soja, 13% a maíz y 27% a trigo. Aquí vale aclarar que si el maíz aún resiste algo mejor el embate se debe a que se espera que las variedades sembradas más tarde obtengan finalmente un rinde mejor que las variedades tempranas. Ello, sin embargo, está en riesgo de continuar la ola de calor y falta de lluvias que se viene sufriendo, o si ocurriesen nuevas heladas antes de tiempo.