Tambos: cómo evitar los golpes de calor
Las pérdidas de producción lechera durante los meses de calor pueden ser muy altas. Las inversiones que tiendan a mejorar el ambiente son imprescindibles en un escenario con golpes de calor recurrentes.
En momentos en que las temperaturas resultan agobiantes y los índices de temperatura y humedad (ITH alcanzan niveles de emergencia, CREA publicó una serie de recomendaciones para gestionar los tambos en y mitigar la pérdida de productividad.
“Las distintas actividades fisiológicas del animal producen calor, desde los desplazamientos hasta los movimientos gastrointestinales y la fermentación microbiana del rumen. Cuando el animal se ve expuesto a temperaturas demasiado altas pone en marcha diversos mecanismos fisiológicos y comportamentales que intentan disminuir la producción de calor y a su vez mitigar el exceso. Uno de los primeros mecanismos puestos en marcha es la reducción del consumo de materia seca, que puede caer hasta un 30%, con el consecuente impacto en la producción de leche”, explica el informe de CREA.
Recomendaciones
Existen diversas formas de mitigación del estrés por calor. Las más comunes están relacionadas con el manejo del ambiente: sombras naturales y artificiales, ventilación y aspersión en sala de ordeñe y en zonas de comederos, manejo de los horarios de ordeñe y comidas. También es posible gestionar las dietas para amortiguar el impacto negativo del calor (uso de grasas bypass, dietas frías, etcétera).
Trabajos recientes realizados en Uruguay han demostrado beneficios del uso de sombras y otras alternativas de manejo contra el estrés calórico en zonas templadas, resultado en aumentos de producción del orden de los 2 a 5 litros/vaca/día, dependiendo del momento de la lactancia (cuadro 1). Además, existen otros beneficios, más difíciles de cuantificar, como una mejor inmunidad, mejores índices de preñez y menor tasa de descarte. Se estima que se necesitan aproximadamente entre 3,5 y 4,5 m2 de sombra por animal (artificial) y el techo o altura no debe ser inferior a los 3,5 metros para permitir una ventilación adecuada.
El mojado previo al ordeñe es otra de las estrategias con alto impacto en los sistemas productivos. La recomendación es combinar ciclos de mojado con ciclos de ventilación forzada. Con el mojado los animales pierden calor en contacto con el agua mientras que durante el ciclo de ventilación la humedad se disipa. El enfriamiento puede realizarse previo al ordeñe y un periodo de 45 minutos es suficiente para disipar el calor. En zonas con alta humedad relativa lo aconsejado es que el tamaño de gota durante la aspersión sea lo suficientemente grande para mojar el animal. Caso contrario se produce el efecto adverso ya que se carga el ambiente con mayor humedad, desmejorando aún más el ambiente.
Otras recomendaciones importantes son evitar mover los animales durante las horas de más calor, atrasar el ordeñe de la tarde, encerrar los animales en lugares con sombra y frescos durante el ordeñe de la mañana y la tarde, además, por supuesto, de ofrecer agua en forma abundante.
Desde el punto de vista de la dieta existen algunos detalles a tener en cuenta. El uso de dietas frías puede ser una estrategia interesante aunque con resultados contradictorios. Estas dietas se caracterizan por el menor grado de fermentación ruminal, lo cual disminuye el calor de digestión. El uso de grasas bypass o el menor grado de procesamiento de los granos son alternativas válidas. Otra cuestión a tener en cuenta es ajustar los niveles de potasio de la dieta, ya que gran parte de este nutriente se pierde durante la sudoración. Pero, sin duda, uno de los aspectos más importantes es presentar una dieta consistente en calidad composicional y mezclado homogéneo, tratando de disminuir al máximo la capacidad de selección por parte de los animales.