Maíz: desafíos y paquete tecnológico en la actual campaña
El 2019 será un año bisagra en la producción agrícola argentina. El maíz se consolida como cultivo predominante y disputa hectárea a hectárea con la soja
El 2019 será un año bisagra en la producción agrícola argentina. El maíz se consolida como cultivo predominante y disputa hectárea a hectárea con soja. Para este año se sostiene el crecimiento de cuatro campañas previas y la superficie sembrada superará en casi 50% a la del 2015.
Con la inversión en el uso y aplicación de insumos por hectárea, donde los productores adoptaron planteos con mayor nivel de tecnología, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que el área sembrada con maíz será de 6,4 millones de hectáreas. La producción del cereal está prevista en 50 millones de toneladas.
Esto propone que los pilares tanto de las buenas campañas previas y la que se espera para 2019/2020 tengan que ser optimizadas al máximo, haciendo la diferencia entre maíz de siembra temprana o tradicional y el tardío, un nuevo modelo productivo que no sigue los lineamientos de las fechas estipuladas convencionalmente.
¿Qué sembrar?
Una de las preguntas más frecuentes de esta época es: ¿Qué híbrido voy a sembrar? El mercado de semillas tiene gran diversidad y oferta varietal. Frente a esto el productor deberá hacer una correcta elección del híbrido a sembrar, ya que esa elección condiciona el éxito del cultivo.
Entre otros aspectos a considerar, podemos destacar:
• El área de siembra,
• El tipo de suelo,
• Las prácticas de labranza,
• La humedad de cosecha,
• La capacidad de cosecha, secado y almacenaje,
• Los problemas de control de plagas y
• El uso final del grano (¿se usará para silaje, se venderá directamente a consumo o se usará para alimentación animal?)
Se deben tener en cuenta el potencial de rendimiento, para lo cual es fundamental analizar los resultados de ensayos para una misma zona y distintos ambientes; la estabilidad de producción en determinado ambiente (suelo y el clima); las características agronómicas (resistencia a herbicidas, tolerancias, largo del ciclo, dureza de la caña).
Desde Maizar, la Asociación de maíz y sorgo argentina recomiendan: “nunca seleccionar un híbrido sin suficiente información en cuanto a su performance”.
Al igual que en soja, la clave del rendimiento está dada por la tecnología. Existen diferentes adelantos de punta, que ofrecen para los maíces de grano o silo, desde algunos años a esta parte, tolerancia a plagas, enfermedades y vuelco.
Si tenemos en cuenta el evento Viptera, lanzado hace casi 10 años y que generó una bisagra en los maíces de nuestro país y el mundo, existen en el mercado diferentes opciones para sembrar tecnología, como la opción SYN979 Viptera3 de Syngenta, con alto potencial de rendimiento en zona núcleo y alta resistencia a enfermedades, vuelco y quebrado. La compañía alemana KWS ofrece el KM 3916, un híbrido de excelente potencial de rendimiento, además de gran estabilidad y excelente sanidad. Por su parte, Semillas Illinois, haciendo referencia a la zona maicera por excelencia en el mundo, el estado homónino estadounidense, ofrece su tecnología I6956 MG, especialmente recomendado para siembras tempranas en ambientes alta y media productividad del sudeste de Córdoba, sur de Santa Fé, Entre Ríos y Buenos Aires.
Fertilidad maicera
El manejo eficiente de la nutrición en el cultivo de maíz es uno de los pilares fundamentales para alcanzar rendimientos elevados sostenidos en el tiempo y con resultados económicos positivos, no sólo en el mismo cultivo de maíz sino también en los que participan en su rotación, ya que, por los elevados volúmenes de rastrojos dejados por el maíz, facilitan el reciclado de nutrientes y mejoran las condiciones físicas del suelo, y cuando el cultivo sucesor es soja, mejora la eficiencia de la fijación simbiótica del nitrógeno.
Los nutrientes que limitan en mayor medida la productividad del cultivo en la Región Pampeana son el nitrógeno, el fósforo y más recientemente el azufre.
Martín Díaz Zorita, especialista en suelos y miembro de Fauba y Fertilizar, realiza un análisis actual de los datos de los suelos en zona núcleo en nutrientes: “Lo que se ve es un cambio tendiente a la insuficiencia en toda la región, siguiendo la línea de los últimos 20 años de agricultura”. Es por esto que el especialista recomienda la planificación con tiempo y en orden.
“Si bien el productor va a estar pensando cuántos kilos va a aplicar, eso se construye a través de la interpretación que tiene en cuenta la disponibilidad de los nutrientes, la demanda y la decisión. El punto de partida es el diagnóstico, que tiene 3 pilares: la estrategia (pensar qué hacemos y para qué), la oferta (qué recursos tengo o voy a tener) y la demanda (la cantidad de nutriente que necesito para solucionar la estrategia)”.
Hablándoles directamente a los productores, Díaz Zorita dispara: “Empiecen con tiempo. Respondan las preguntas básicas, como ¿para qué?, ¿qué tengo? y ¿qué me falta? Hay que transitar todas las alternativas que estén a su alcance antes de fertilizar, evitando copiar lo que se hizo el año pasado, aunque termine siendo lo mismo y tratando de aprender con datos y números el riesgo de ir por un camino o por otro. No hay receta que diga que si todos hacemos lo mismo sacamos mejor rendimiento, porque varía todo, incluso la logística”.
Problemática de plagas
El control de plagas en el cultivo de maíz es un aspecto importante a tener en cuenta si pensamos en cereales de alto rendimiento.
Para conocer el estado actual, Roberto Peralta, especialista en monitoreo, cuenta que la oruga cogollera es a la que hay que prestarle atención durante esta campaña, aunque bajó su incidencia.
“Venimos con una caída en la actividad de plagas. No hay tanta presión como hace 10 años atrás. Vemos y confirmamos que hay resistencia en plagas, y el maíz es el que muestra eso. Veníamos tranquilos, con tecnología transgénica (BT) para cogollera y sonó la alerta hace unos años, que al tiempo se volvió resistente a un evento”, apunta y agrega: “Todos los que estamos a campo vemos que ha bajado la tolerancia de los maíces respecto a distintos eventos. Hay uno que se mantiene firme, que es Víptera. Todos los demás han perdido el control cuando recién salieron. Tenemos que replantearnos el manejo. Eso preocupa porque la parte sanitaria no se ve”.
Cuestión de enfermedades
Roya común y polisora, tizón común, cercosporiosos, bacteriosis foliares, mancha blanca y ocular, mildiu, molicutes, nematodos. También pudriciones de raíz y base de tallo, y de espiga. El nomenclador de las enfermedades que afectan al cultivo de maíz en Argentina es cada vez más amplio y variado.
Y, también, cada vez más complejo de abordar, debido a que la importancia de estas enfermedades varía año a año y de región a región, de acuerdo con las condiciones ambientales y de la susceptibilidad de los materiales sembrados.
Roberto De Rossi, experto del Laboratorio de Fitopatología de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), enfatiza que este es un momento clave para reformular el manejo de enfermedades teniendo en cuenta el fuerte crecimiento que ha tenido la producción maicera, pero que a la vez estuvo acompañado de una proliferación cada vez más grande de patologías detectadas en hojas, tallos, espigas y raíces.
En este contexto, De Rossi recordó algunas pautas básicas que hay que seguir para reducir los riesgos de enfermedades, como la selección de variedades tolerantes y resistentes, la utilización de semillas con tratamiento de fungicida, la elección de fechas de siembra que evadan condiciones ambientales predisponentes a enfermedades, y la rotación y fertilización de cultivos.