La cosecha despeja las dudas pero crece la incertidumbre sobre precios internacionales
De acuerdo con el relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se llevaba recolectada casi el 70% del área total implantada (y aprovechable) con soja hacia fines de abril.
Respecto de los matices regionales, en la zona núcleo (sudeste de Córdoba, sur de Santa Fe, Norte de Buenos Aires) el avance superaba el 80%, mientras que en el NOA no llegaba al 40%.
Con respecto al maíz, la cosecha alcanzaba al 37% del área, con diferencias regionales incluso más marcadas, mientras que las labores estaban prácticamente terminadas en zona núcleo, éstas no habían arrancado aún ni en el NOA ni en el NEA.
En las hectáreas de soja ya cosechadas el rinde viene promediando los 31,5 quintales, mientras que en las de maíz los 92,2 quintales.
A partir de este importante avance de la cosecha, las estimaciones de producción se van consolidando y se reducen los márgenes de error que suelen tener las proyecciones en actividades tan dependientes del clima.
En soja las Bolsas de Cereales y el Ministerio de Agricultura de la Nación prevén una producción de entre 49,5 y 50,5 millones de toneladas, un ajuste de entre 5 y 6 millones de toneladas respecto del año previo.
En maíz se esperan también entre 50 y 51 millones de toneladas, una cifra que se acerca mucho a la del año pasado (51 52 millones).
Considerando todos los granos más relevantes y sus proyecciones de producción hasta la fecha, el ciclo 2019/2020 cerraría con 134 millones de toneladas, un 6% por debajo de la producción del ciclo previo (143 millones).
Se trata de un muy buen volumen, considerando que el ciclo previo fue excepcional en condiciones climáticas, permitiendo un récord de rindes en casi todas las zonas productivas del país.
Precios internacionales
Con respecto al valor de las commodities agrícolas, y focalizando en los precios de las últimas semanas, se observa una tendencia negativa y preocupante en Maíz, un recorrido ascendente en Trigo y una situación relativamente más estable en Soja.
Como puede deducirse, la continuidad o reversión de estas tendencias no está para nada asegurada en el contexto económico global actual, cargado de incertidumbres y de interrogantes respecto de los efectos finales que tendrá la Pandemia sobre la economía de los distintos países y los flujos de comercio.
En lo que va del 2020 (4 meses) el precio del maíz en el Golfo de México se ubicó en US$ 162 promedio, un nivel ligeramente inferior al observado el año pasado durante mismo período (US$ 166 / tonelada).
Si bien no hay mucha diferencia entre los promedios de un año y el otro, la preocupación actual tiene que ver con la tendencia que muestran los precios en las últimas semanas, se observa una caída muy significativa en este período, con valores que pasan de US$ 170 a mediados de marzo a US$ 140 a fines de abril (-18%).
En el caso del trigo, el precio FOB Argentina se posicionó en US$ 237, un muy buen valor respecto de los años previos (US$ 230 / ton); otro dato positivo es que, a esta altura del año, el cereal cotiza muy por encima de su valor del año pasado, un premio interesante para aquellos productores que decidieron y pudieron demorar la comercialización del grano.
Finalmente, el precio FOB Brasil de la soja ha promediado US$ 333 en el primer cuatrimestre, valor que compara contra US$ 340 en el mismo período de 2019 y que implica un ajuste del 2% interanual.
Perspectivas
Del comportamiento observado en los precios de las commodities agrícolas surgen al menos dos consideraciones.
Por un lado, que el coronavirus y la menor actividad económica global que se espera para este año no están castigando tanto a los precios de estas materias primas, como sí a otros productos, caso de insumos industriales (minerales, maderas, lanas, etc.) o el petróleo.
Esto se explica seguramente por la característica de estos bienes, su carácter primario o básico, y por ende de baja respuesta por parte de la demanda frente a cambios en el ingreso.
Por el otro, hay claramente factores puntuales y específicos a los mercados de los diferentes granos que terminan definiendo el comportamiento de sus precios.
Por ejemplo, en el caso del trigo, los problemas climáticos en el arranque del ciclo 2020/2021 en el hemisferio norte sumados a la política de algunos países de restringir sus exportaciones (caso de Rusia) y, si se quiere, a una demanda que resiste relativamente mejor las crisis económicas (dentro de los productos primarios, algunos son más básicos que otros), pueden ser los factores que estarían por detrás sosteniendo e incluso incrementando los precios internacionales.
En el caso del maíz, el principal elemento bajista que hoy tiene el cereal es su gran vinculación con los biocombustibles, particularmente en Estados Unidos; los bajos precios del petróleo están paralizando la industria del etanol y por ende liberando saldos de maíz que deben encontrar otros usos.
En el caso de la soja, el principal sostén que encuentra su precio es China, país que no puede dejar de absorber enormes volúmenes de la oleaginosa si desea mantener sus rodeos de animales y alimentar a su población; el gigante estaría superando la Pandemia y otros problemas sanitarios (Fiebre Porcina Africana) y volviendo, si bien lentamente, a la normalidad, en el primer trimestre del año sus importaciones de soja muestran un crecimiento del 6% respecto del mismo período del año pasado.
El Litoral