Engordadores están pagando el ajuste en la cadena ganadera
Pese a niveles de faena bovina récord, los frigoríficos no logran diluir mayores costos y deben trasladarlos. El consumo no admite subas en góndola y el achique lo hacen en el valor de la hacienda. Los criadores, en cambio, mejoraron sus precios en relación al gordo.
No serán los consumidores sino los ganaderos quienes paguen el incremento de costos que vienen sufriendo los frigoríficos. Pese a que las empresas han registrando en los últimos meses niveles récord de fanea, aspectos clave como el valor cero de los cueros. Ante esto disponen de dos alternativas, o subir el precio de la carne o bajar el que pagan por la hacienda. El último reporte sectorial de Rosgan indica que se impuso la segunda opción.
Con costos crecientes y una demanda estancada, el análisis se basó en la pregunta ¿Por donde ajusta la cadena? Los datos relevados por el IPCVA muestran una retracción del precio en góndola del 2,3% en AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), mientras el valor de la hacienda de consumo cayó 5% en el último mes.
De acuerdo a los datos finales, durante el último mes se faenaron 1.160.752 animales que representa un 8,22% superior a la faena del abril del año pasado. En los primeros cuatro meses del año, la faena total alcanzó los 4.400.502 animales, un 4,45% más que lo faenado en igual período del 2019.
“Sin dudas el mayor volumen procesado contribuye a reducir los crecientes costos de toda la cadena. Consideremos que, además del aumento de costos laborales, impositivos y de estructura en general, común a toda actividad productiva, la cadena de la carne está sufriendo actualmente un extra costo debido a la pérdida del valor del cuero, uno de los principales componentes del recupero o crédito bruto de la faena”, precisó el informe.
Si bien otros suproductos como sebo y expeller sostuvieron los precios, Rosgan plantea que “el valor cuero – que representa en promedio un 7,5% del peso del animal vivo- se redujo literalmente a cero. Esto lleva a los frigoríficos consumeros a cobrar entre cinco y ocho pesos por kilo en gancho el servicio de faena y a un aumento equivalente en los costos del resto de la industria”.
Frente a esta circunstancia, el análisis subraya que “claramente este extra costo termina ajustándose hacia atrás, impactando sobre el valor de la hacienda o hacia adelante, en un mayor precio de la media res y por ende, del kilo de carne pagado por el consumidor”.
Entonces: ¿por dónde pasa hoy el mayor ajuste dentro de la cadena?, se pregunta el parte. La respuesta surge de cotejar que el precio promedio de la carne vacuna en Capital y Gran Buenos Aires registró una retracción del 2,3% desde su medición de mediados de abril con lo ocurrido en el mercado de hacienda. “Si tomamos como referencia el valor del novillito de 300 a 390 kg en Liniers vemos una caída de hasta un 5%, pasado de promedios de $ 105 a mediados de marzo a los $ 100 actuales”.
“A la luz de estos datos, resulta claro que hasta el momento, esta suba de costos se ha estado trasladando en mayor proporción al precio de la hacienda que al precio de la carne al mostrador”.
Finalmente, se analizó el escenario interno de la ganadería, haciendo foco en la relación entre el valor del gordo contra el precio del ternero de invernada. “Tomando estos mismos dos meses de análisis que en el caso del ternero caen en plena presión de zafra, vemos que el valor de la invernada –ternero de 160 a 180 kg- pasó de unos $ 100 el kilo vivo a los $ 113 actuales. Esto lleva a una relación ternero/gordo de 0,95 a 1,13 lo que es equivalente a decir que hoy el precio del ternero se encuentra en promedio un 13% más caro el precio del novillito terminado”.
CampoLitoral