En el centro oeste santafesino la superficie sembrada de trigo cayó 20%
De acuerdo a los datos aportados por la Extensión Rural del INTA Caros Pellegrini, se trata del año menos llovedor de la última década. Incertidumbre para el futuro del maíz.
Productores del agro sufren la situación. Las lluvias son escasas en el centro oeste santafesino en lo que va del 2022 y en julio no se registraron precipitaciones. Considerando el año agrícola – del 1° de julio de 2021 al 30 de junio pasado – se trata del año menos llovedor de la última década, de acuerdo a datos aportados por el INTA Carlos Pellegrini. “La falta de agua es preocupante y es la manifestación del fenómeno de la Niña que nos atraviesa”, indicó Gustavo Almada, jefe de la Extensión Rural del mencionado organismo, en diálogo con este medio. La consecuencia en el trigo no es menor: se redujo la superficie sembrada un 20%.
En sus últimas recorridas por toda la región, el jefe de la Extensión Rural del INTA Carlos Pellegrini pudo observar el notorio impacto de la sequía que golpea a la región. De acuerdo a lo que detalló, la evidencia de la falta de agua está a la vista, sobre todo en el norte del departamento San Martín donde se ha reducido drásticamente la siembra de trigo. “Hay que buscar con lupa los lotes cultivados”, sentenció y agregó: “A eso hay que agregarle que también existen menos hectáreas cultivadas en el suroeste”.
Pero la marca no sólo se centra en la caída de las tierras implantadas, sino además en el estado de los lotes que se encuentran en pleno desarrollo y atraviesan su estado de foliación. “Su desarrollo es lento y les cuesta cerrar el surco por falta de agua, algo que se observa en el centro del departamento donde las lluvias fueron medias”. Así, Almada explicó que la escaces de precipitaciones ya tiene “un doble impacto sobre el trigo”.
Para el jefe de la Extensión Rural del INTA debe tenerse en cuenta que es un cultivo del cual su rendimiento final depende fundamentalmente del agua acumulada en el perfil y, luego, de las precipitaciones que se producen en junio, julio y agosto. “Nos queda la esperanza de que llueva en este mes próximo, pero los rendimientos no van a ser los esperados”.
Futuro incierto
Por delante, en los próximos 30 días, empezará la época de siembra de maíz. Y aquí se abre otro interrogante. Es que se trata de un cultivo caro que requiere la inmovilización de capital grande considerando que las semillas, por lo general, ya fueron adquiridas por productores. Sin embargo, los insumos para la campaña poseen precio dólar. “Hay que analizar la decisión que toman ante la falta de lluvias. Debemos esperar lo que pase en agosto. Algunos pronósticos anuncian que no se cultivará y, como consecuencia, aumentará la superficie sembrada de soja por la falta de lotes de trigo y de maíz”, detalló Almada.
Un año complejo
El promedio de lluvias de la región, en períodos normales, llega a los 950 milímetros anuales. A pesar de eso, el escenario actual es complejo. De acuerdo a los datos otorgados por el INTA Carlos Pellegrini, el acumulado actual es de 456 milímetros, 100 menos a esta altura del año que una época sin problemas.
Las perspectivas planteadas para los próximos meses otorgan un contexto complejo. Es que para lo que resta del invierno continuará la falta de lluvia y recién empezaría a mejorar la situación a finales de la primavera. Con lo cual se estima que el inicio de los cultivos de verano también será complicado. “Habrá que cuidar muy bien las reservas de agua en los lotes para entrar con la siembra”, concluyó Almada.