El perfil comercial de Rosario ya siente el impacto de la economía
El motor económico más importante de la ciudad atraviesa un momento de incertidumbre por diferentes motivos: tarifazo, baja en el consumo, cargas sociales y una devaluación que no se sabe cómo impactará en los precios.
Ignacio Negri
La ciudad de Rosario, como ninguna otra, siente primero que nadie los coletazos de una crisis. Su perfil dinámico y comercial hace que los impactos positivos o negativos, según la coyuntura económica del país, se sientan con la misma intensidad: despega primero en las buenas y siente fuerte el puñetazo en las malas.
Lejos está la realidad económica actual de parecerse a un despegue. Más bien, todo lo contrario. Tarifazo, inflación, baja en el consumo y una devaluación que todavía no se conocen sus consecuencias, paralizan al consumidor y las consecuencias se manifiestan en centros comerciales más raleados y locales al público que bajan sus persianas.
“Caminando por las calles se nota que hay más locales cerrados. Se puede ver en el centro y en los barrios también. Los motivos son siempre los mismos: poder adquisitivo estancado, tarifas por las nubes, alta carga social, devaluación, los créditos que sacó la gente y se complica para pagarlos, etc. Todo eso restringe el mercado y la consecuencia es clara, venimos arrastrando una baja del volumen de venta desde el 2016 y hoy en ventas estamos con un primer cuatrimestre 2 puntos porcentuales por abajo en comparación al mismo período del año anterior”, comentó el presidente de la AER (Asociación Empresaria de Rosario), Ricardo Diab.
En relación a los rubros más afectados, tanto Diab, como la mayoría de los comerciantes consultados por este medio, coinciden en remarcar la difícil realidad que están atravesando los sectores del calzado, indumentaria, marroquinería y librería. Algunos empiezan a percibir una crisis en la gastronomía, sector que la semana pasada hizo una original protesta ofreciendo cenas a la luz de las velas, por los importes que les llegaron en las últimas facturas.
Que pase el que sigue
En el centro de la ciudad, y también en algunos de los tantos CCCA (Centros Comerciales a Cielo Abierto), comienzan a verse cada vez más locales cerrados y una rotación más lenta. “Como sucedió en 2016, se empiezan a ver más locales vacíos. El problema es que normalmente hay rotación, pero hoy el local que despide a un comerciante no se ocupa tan fácilmente”, asegura la máxima autoridad de la AER.
Para Juan “Coco” Benzi, director de la Cámara de Jugueteros de Rosario, el problema hay que verlo en función de los lugares donde están ubicados los locales. “Si hablamos de calle Córdoba, por ejemplo, hay locales que se vacían y al rato se alquilan. No todos los negocios son para todos los locales. Una cosa es una casa de electrodomésticos y otra cosa es un local de indumentaria. Hoy el principal gasto no está en el alquiler sino en montar un negocio. Decorarlo, pintarlo, mejorar el piso, las estanterías, la luminaria, todo cuesta mucha plata. Si a eso le sumamos las tarifas altas, las cargas sociales de los empleados, Ingresos Brutos, se hace más complicado. No cualquiera hoy tiene un negocio, hoy hay que ser más profesional y no hay que meterse en rubros que uno no conoce”.
Una mirada más optimista plantea el presidente de la Cámara Industrial de la Indumentaria de Rosario, Francisco Carranza, que, si bien reconoce que su rubro es uno de los más afectados, considera que hay una rotación en los comercios, con titulares que cierran sus puertas y otros que ocupan sus lugares. “Evidentemente cuando se pone la cosa difícil, se empiezan a ver locales vacíos, pero se vuelven a llenar automáticamente, no hay un desierto. Hay nuevos actores que quieren jugar, porque el ingreso no les alcanza y necesitan abrir un local, porque cobraron una indemnización y apuestan al comercio, por diferentes factores”.
Carranza el auge que tuvieron determinados sectores según el gobierno de turno. “Durante los 12 años de kirchnerismo, las cadenas de electrodomésticos coparon la Peatonal, hoy vemos que eso no pasa. Antes de ellos, fue el boom de las telefónicas. Depende cada momento del país, las cosas van cambiando. Hoy vemos un mapa más variado en el centro con diferentes propuestas y más rotación”.
En relación al rubro que representa, más allá de la baja en las ventas, pone el foco en la importación. “Veníamos de una época de gran jolgorio con lo importado porque se traía mucho de contrabando, la ropa se conseguía de cualquier manera. Con el cambio de gobierno tuvimos un período de transición con poco ingreso de mercadería importada. Hoy hay un ingreso racional, todo por derecha como debe ser y muchos fueron afectados, porque los costos son más altos, y tienen que pagar impuestos que antes no pagaban”. Y agregó: “Actualmente estoy tramitando el permiso para importar, pero no es nada fácil”.
Por último, el experimentado comerciante del rubro textil, deja un mensaje de esperanza destacando que hay que seguir dando batalla. “Yo viví todas las crisis, esta me agarra más viejo, con menos ganas de boxear. Yo pensé que iba a entrar en una etapa de tranquilidad, pero estos alborotos te dan adrenalina y no te jubilan”.
“Caminando por las calles se nota que hay más locales cerrados. Se puede ver en el centro y en los barrios también. Los motivos son siempre los mismos: poder adquisitivo estancado, tarifas por las nubes, alta carga social, devaluación, los créditos que sacó la gente y se complica para pagarlos, etc.”.
Ricardo Diab
Presidente de la AER