El gobierno intentará impulsar el consumo en 2015
El año pasado la inflación se aceleró, la actividad cayó, el déficit fiscal se profundizó y los indicadores sociales empeoraron. Con esta realidad, el gobierno tiene grandes desafíos, ya que no será suficiente con mantener la estabilidad cambiaria alcanzada.
Pese a la fuerte escalada de las presiones cambiarias en el arranque del 2014 (que derivó en la devaluación de enero), el gobierno logró controlar el mercado cambiario tras varios episodios de tensión. Vale destacar que las reservas brutas crecieron luego de tres años consecutivos de caída, la brecha cambiaria finalizó en un porcentaje similar al de fines de 2013, y el tipo de cambio real no profundizó su atraso.
Sin embargo, para lograr la estabilidad cambiaria, se implementaron políticas que tuvieron un impacto negativo sobre el resto de la economía: la inflación se aceleró (subió 10 puntos porcentuales respecto de 2013); la actividad entró en recesión (según nuestras estimaciones preliminares el PBI se contrajo casi 2% en 2014); el déficit fiscal se profundizó (el rojo primario Nacional, sin utilidades del BCRA, pasó de 2% a 3,5% del PBI); y la emisión monetaria cubrió más de tres cuartas partes del mismo, socavando el balance del BCRA.
Más aún, durante el 2014 hubo un importante deterioro de las condiciones sociales. Además de la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores por la aceleración inflacionaria (los salarios reales habrían caído 3% promedio en el año), se observó un importante deterioro de las condiciones de empleo. Producto del contexto recesivo y la creciente caída de la inversión, se redujeron las horas de trabajo y hubo destrucción de empleo. De hecho, cifras oficiales muestran una pérdida significativa de puestos de trabajo a lo largo del año pasado.
En definitiva, el balance del 2014 en términos económicos fue claramente negativo. Este desempeño se enmarca en un período de crecientes restricciones que comenzó a fines 2011 con la introducción del Cepo, y está caracterizado por estancamiento económico, elevadas distorsiones de precios relativos (atraso cambiario y tarifario), déficits gemelos y una creciente intervención del Estado.
El año que comienza trae consigo nuevos y desafiantes retos: elecciones presidenciales, elevados vencimientos de deuda en moneda extranjera, riesgos asociados al default de la deuda pública y un cambio en las condiciones internacionales (caída del precio de las commodities, depreciación de las monedas emergentes, menor crecimiento regional, etc.).
Dentro de este conjunto de elementos, el principal desafío de 2015 para la actual administración es lograr un buen desempeño electoral, pero si no se modifican las condiciones económicas, el Ejecutivo difícilmente pueda retener el gobierno. Sostener la estabilidad cambiaria lograda no alcanza, deberá además reactivar la economía/el consumo. Sin embargo, para que la actividad repunte es necesario contar con las divisas suficientes para abastecer la demanda interna, ya sea de importación de insumos para la producción o de bienes finales.