Con una menor caída de la industria, afloran proyectos de inversión en el sur santafesino
Las estadísticas comienzan a reflejar una recuperación del sector fabril. En los últimos 30 días se anunciaron importantes desembolsos en varias empresas del Gran Rosario.
Aunque la pandemia sigue siendo tema de preocupación a nivel general, de a poco la industria santafesina la va despidiendo, al menos en lo que respecta a sus efectos recesivos sobre el sector. Al tiempo que las estadísticas comienzan a marcar un cambio de tendencia, emergen diversos proyectos de inversión que marcan una posible reactivación y hacen pensar que, efectivamente, lo peor ya pasó.
Desde frigoríficos hasta fabricantes de electrodomésticos, pasando por carroceras y derivados del agronegocio, la actividad va sumando buenas noticias sobre el final de un año para el olvido.
Días pasados, el observatorio de la Federación de Industrias de Santa Fe (Fisfe) mostró que durante septiembre se consolidó la quinta mejora mensual en el nivel de actividad, ubicándose 3,1% en el cálculo interanual. De todas las ramas estudiadas, el 58% alcanzaron resultados positivos comparados con igual período del año pasado.
Un efecto similar mostró la Municipalidad de Rosario en su último informe económico: durante agosto, la facturación del rubro industrial subió un 7,2% frente al mismo mes de 2019, un dato que se contrapone a la contracción general de todo el ecosistema privado, que cayó 8,3%. La estadística surge de las declaraciones del Derecho Registro e Inspección, que sistematiza el Centro de Información Económico (CIE).
En este marco, entre octubre y noviembre volvieron a conocerse diversos proyectos de inversión para el rubro fabril, engrosando una agenda que había estado prácticamente desaparecida en los meses anteriores.
Uno de los que más efectos causó fue el anuncio de la fábrica de electrodomésticos Liliana, que ampliará su planta ubicada en Granadero Baigorria: desembolsará 300 millones de pesos para sumar capacidad productiva, agregando una nave que le permitirá pasar de 25.000 a 35.000 metros cuadrados de superficie industrial.
Desde el gremio metalúrgico celebraron la novedad y destacaron que se está viviendo una lenta pero sostenida recuperación. Recientemente, el secretario general de la filial rosarina de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Donello, habló de la reincorporación de 400 obreros en plantas del sur santafesino. En el caso de Liliana, la inversión tendrá un fuerte impacto, ya que se calculan entre 150 y 200 nuevos puestos de trabajo.
Si de empleo se trata, la novedad más rutilante pasa por la carrocera Metalsur, ubicada en Villa Gobernador Gálvez, inmersa en un proceso de expansión que implica la duplicación de su personal, que pasará de los actuales 300 operarios a 600 para el año próximo. Ello se debe fundamentalmente a la aceleración de los planes de la brasileña Marcopolo (que desde 2019 posee el paquete mayoritario de la firma local), que planteó una inversión por 10 millones de dólares.
El presente de Metalsur se debe no solo al cambio de expectativas sino también al cierre, ocurrido el año pasado, de la bonaerense Metalpar, donde se fabricaban colectivos urbanos. Ese segmento pasará a ser cubierto por la fábrica del Gran Rosario. El propio gobernador Omar Perotti estuvo de visita días atrás con su par riojano Ricardo Quintela, quien adquirió 60 unidades.
“Hay una decisión muy clara de seguir haciendo inversiones en el país”, explicó el director de Estrategia y Negocios Internacionales de Marcopolo, André Armaganijan, quien destacó que el objetivo para la planta local es “recuperar la producción que ya tuvimos en colectivos urbanos en Argentina, pero haciéndolo en un formato distinto al que teníamos”.
La otra compañía extranjera que anunció inversiones para la región fue la alemana Basf, especializada en la producción de químicos. Su gerente de la división de Dispersiones y Resinas, Marcos Asrilevich, indicó que 2020 finalizará con un desembolso en bienes de capital por 2 millones de euros, consistentes en una nueva área de producción, la ampliación del área de almacenes, la mejora en la planta de tratamiento de efluentes, la incorporación de una nueva caldera y la construcción de vestuarios.
La europea había estado al tope de la agenda a mediados de año, cuando se había conocido su decisión de mudar parte de producción a Brasil, pero en rigor sólo se trató de una “revaluación permanente de negocios”, limitada a su planta ubicada en Tortuguita, en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
“El compromiso de Basf es darle cada vez más producción a la planta de General Lagos, para hacerla cada vez más sustentable y competitiva”, explicó Asrilevich, quien detalló que una de las novedades del 2020 fue comenzar a producir un conservante que se utiliza para el agregado de las cargas de soja a granel, para evitar la formación de moho y toxinas.
El campo tira
Ya que nos referimos a la soja, vale recordar que, a diferencia de la industria, la actividad agropecuaria nunca se detuvo por la pandemia. Como consecuencia, todas las fábricas que trabajan directa o indirectamente con ese rubro no detuvieron su marcha. Tal es el caso de los frigoríficos, que continuaron este año en una tendencia alcista, iniciada ya hace varios períodos de la mano con las exportaciones a China.
La consolidación de ese mercado motivó a varias empresas santafesinas a concretar durante este año una serie de inversiones que permitieron actualizar sus instalaciones, de modo de hacer frente a la constante demanda del gigante asiático.
En Santa Fe, donde se concentra buena parte de la actividad del rubro, ya son al menos tres las compañías que definieron encarar una inversión en esa línea: Mattievich (en su planta de Carcarañá), Black Bamboo Enterprise (con sede en Hughes, al sur) y Frigorífico Recreo (en la localidad homónima).
En el caso de Mattievich, el desembolso se da en el marco de un proceso de expansión por 7 millones de dólares que le permitirá quintuplicar su capacidad de congelado, llevándolo a las 2.000 toneladas para principios del año próximo. La empresa había adquirido el establecimiento en 2018, luego de vender una planta rosarina al empresario Alfredo Coto.
Por su parte, la china Black Bamboo Enterprise definió una inversión de 4 millones de dólares, para instalar un sistema que asegura “mejor congelamiento, mejor transporte de la mercadería y una tecnología diferente para congelar 120 toneladas por día”, según describió Luis Medina, director de Desarrollo de Negocios de la firma. La infraestructura estará 100% operativa para mediados de 2021.
Uno que asoma
Siguiendo en el rubro cárnico y también hablando de planes para el año próximo, se conoció en los últimos días uno del gobierno santafesino que asoma como revolucionario para el sector porcino. Coordinado por el Ministerio de Producción, la idea es construir un frigorífico que permitiría faenar 100.000 cabezas mensuales, en un proyecto en el que participarían las principales empresas de la provincia.
El plan por ahora tiene carácter embrionario, pero según pudo confirmar este medio funcionarios de Producción ya mantuvieron al menos dos reuniones con los principales representantes del negocio porcino, tanto ejecutivos y dueños de frigoríficos como referentes de las unidades. El propio ministro Daniel Costamagna se encargó de parte de la convocatoria, pero también tiene participación activa el secretario de Agroalimentos Jorge Torelli.
Disruptiva
Otra de las inversiones que se conoció en el último tiempo corre por cuenta de Terragene, ubicada en Alvear y especializada en el rubro biotecnológico. A través de un desembolso por 4,5 millones de dólares, está levantando una nave industrial en esa ciudad para producir biomoléculas inteligentes que desde la firma explican como “vacunas para los cultivos”.
“En Argentina prácticamente no hay oferta de estos productos. Ahora estamos enfocados en lograr acuerdos con empresas del agro que operan en el país, para utilizar sus canales comerciales e ir convirtiendo de manera gradual el uso de químicos en bioinsumos”, explicó el titular de Terragene, Esteban Lombardía.