Banqueros contra el colesterol
Adeba se pronunció contra el impuesto provincial que representa -en Santa Fe- el 85% de los recursos propios.
Por Ignacio Hintermeister
“Los impuestos a los ingresos brutos (IIBB) sobre la actividad crediticia tienen gran similitud con el colesterol alto: son dañinos y no presentan síntomas; perjudica a los tomadores de créditos, pero ellos no lo notan (los IIBB encarecen las tasas que deben pagar personas y empresas, pero no aparece discriminado, es invisible)”.
La reflexión es parte de una advertencia de la Asociación de Bancos de la República Argentina. Y apunta contra el principal recurso tributario “propio” de los estados subnacionales, que en el caso de Santa Fe representa alrededor del 85 por ciento de su recaudación impositiva.
Ese impuesto se iría reduciendo en las provincias según el pacto fiscal de 2017. Pero en 2020 el país -cambio de gobierno mediante- tomó el camino inverso.
“Como el colesterol, los IIBB excesivos dificultan el flujo de financiaciones y torna ineficiente y costoso el sistema crediticio argentino. Tanto las causas del alto colesterol y como las de altos IIBB se relacionan con desequilibrios, exceso de consumo (gasto público) y falta de disciplina (fiscal)”, señala el documento de la entidad que preside Javier Bolzico.
“Existe amplio consenso de que IIBB sobre la actividad financiera es un impuesto altamente distorsivo, tiene efecto cascada, encarece los préstamos y atenta contra el aumento de la bancarización y la inclusión financiera.
“Sin embargo -dice Adeba- todas las jurisdicciones cobran IIBB y muy pocas tienen tasas razonables. Al ser un ‘mal impuesto’, debería tender a bajar, eliminarse o, ser reemplazado por algún otro impuesto, menos distorsivo y menos costoso”.
“Pero, por el contrario, las provincias y CABA recurren a aumentos de IIBB al sistema financiero, y también a otras actividades, cada vez que requieren incrementar su recaudación. Hoy es el impuesto más gravitante en la actividad económica de nuestro país. Las empresas sólo ven los IIBB que ellas le pagan al fisco, pero no tiene discriminado el IIBB que le trasladan sus proveedores por lo que pagan “aguas arriba”.
Una distorsión que crece (Relacionada)
“En 2019, los impuestos sobre IIBB presentaban niveles alarmantemente altos. No obstante, entre enero del 2019 y enero del 2021, once jurisdicciones han incrementado aún más el peso de los IIBB en el sistema financiero, ya sea incrementando directamente la alícuota o cambiando la metodología de cálculo de este impuesto (pasando de gravar el spread bancario a gravar directamente sobre la tasa de interés)”.
Explican los banqueros de capital nacional que “cuando comenzó a aplicarse IIBB a la actividad financiera, las jurisdicciones lo cobraban sobre el “spread”, esto es sobre la tasa de préstamos menos la tasa de depósitos; actualmente la mayoría de los depósitos grava directamente la tasa de interés de los créditos, lo significa un gran incremento del impuesto efectivo.
“La tendencia es clara: la presión impositiva por parte del impuesto sobre los IIBB cada vez es mayor. Cada vez hay mayores niveles de ‘colesterol’ en el sistema crediticio”.
Paradoja (Dato)
“Los impuestos sobre los IIBB que se aplican al sistema financiero, en la mayoría de los casos, más que duplica el de otras actividades, siendo el promedio del país de 8%. Cuanto mayor sean las alícuotas de IIBB sobre actividad crediticia, menor será el volumen de créditos y mayor su costo. Es paradójico que el crédito, uno de los motores del crecimiento económico, sea la actividad más gravada por este impuesto”.
(en cifras)
2,4p.p.
De una tasa de 30 % a Pymes corresponden a IIBB.
Es parte del “costo argentino” que encarece la competitividad, según Adeba.