Ariel Schale: “Cuando asumimos la agenda de los industriales era de desesperación; hoy está asociada al crecimiento”
El secretario de Industria de la Nación dice que tener industria en Argentina es antes que nada una decisión política. Destacó los acuerdos fiscales y de incentivos a los que se llegó con los distintos sectores de la economía productiva.
Por Gabriel Rossini
“Nunca han sido gratis para Argentina sus procesos de desindustrialización”, dice a El Litoral el secretario de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa de la Nación, Ariel Schale, unos días antes de la celebración del Día de la Industria, al tiempo que pone como ejemplo a la gestión de Cambiemos donde a todo aquel que producía le fue mal, un hecho inédito en la historia económica argentina.
Schale reivindica el trabajo realizado por el gobierno nacional con distintos sectores de la economía para hacer más competitiva la industria del país, rechaza las recetas mágicas de quienes piden una baja de los impuestos y que cuando estuvieron en el gobierno la única medida fiscal que tomaron es la de bajar el impuesto al champán, y asegura que uno de los objetivos del gobierno nacional es recuperar el orgullo por su industria, sus industriales y sus trabajadores industriales.
“No hay medidas mágicas. El problema macroeconómico más importante que tiene Argentina es su restricción externa, esto es la escasez de divisas necesarias para financiar el proceso inversión, producción y consumo. Y la única solución es exportar más”, asegura.
-¿Cómo cree que van a festejar su día los industriales?
-Con la responsabilidad de seguir administrando una doble crisis muy profundas. La del gobierno anterior que fue una de las de desindustrialización más importantes de la historia económica argentina y la que provocó la pandemia. La de Macri se puede visualizar claramente en tres variables: cuando asumimos la industria llevaba más de 20 meses de caída consecutiva del nivel de actividad, algo nunca visto; de 48 meses de gestión, 46 fueron de destrucción del empleo industrial, perdimos 160 mil puestos de trabajo; y en diciembre de 2019 ningún sector de la industria tenía niveles de actividad superiores a diciembre de 2015. A todo aquel que producía en Argentina le fue mal y esto también es un hecho inédito en la historia económica argentina. Había un entorno macroeconómico que atentaba contra toda actividad productiva. Nuestras pymes se financiaban al 80%, lo que hacía inviable cualquier actividad productiva. Y cuando estábamos en pleno proceso de ordenamiento del entorno macroeconómico, nos toca la pandemia que nos exigió una focalización de energías en asistencia muy firme y tomar una decisión inédita para una crisis sin precedentes como fue el Estado haciéndose cargo de parte del pago de los salarios del sector privado. Con el ATP llegamos a 356 mil pymes y a más de 3 millones de trabajadores, prácticamente el 60% del mercado de trabajo privado, además de asistencia financiera con créditos al 24 % para capital de trabajo, que permitió cruzar la emergencia mas dura de la primera ola y a partir de agosto de 2020 empezar a encontrar signos de recuperación firmes de la industria nacional.
-¿Como está hoy el sector industrial?
-Creciendo, produciendo más que en 2019. Llevamos más de 12 meses consecutivos de creación de empleos, con más de 23 mil puestos de trabajo generados y sectores muy firmes en términos de reactivación, que impactan en el entramado productivo de la provincia de Santa Fe como por ejemplo el de la maquinaria agrícola, que está atravesando uno de los momentos más importantes de su historia producto básicamente de una política comercial muy firme que es eje de nuestra política industrial, que entiende que el mercado interno no es un derecho de nadie sino un privilegio que tienen los industriales nacionales que invierten, generan empleo y producen en el país. Y también del buen momento de renta que vía precios están teniendo nuestros productores. Parte de esta renta podría irse a maquinaria importada pero tenemos una política industrial que prioriza y canaliza la preferencia por nuestra oferta de maquinaria agrícola nacional. Hay situaciones muy paradigmáticas que son hitos de política industrial como lo que esta ocurriendo en Las Parejas. Cuando asumimos en Firmat más de 300 trabajadores de la firma Vassalli comían de la asistencia de la bolsa de alimentos del sindicato y hoy la empresa tiene más de 60 ordenes de compra por delante, trabajando a un muy buen nivel de su capacidad de producción, incorporando conocimiento, enriqueciendo sus productos. Una empresa que encontramos detonada y hoy esta con actividad firme.
-Cuando se dan estos procesos de recuperación, aparecen al menos dos problemas. Uno es el del financiamiento para las inversiones productivos. En el caso de los créditos, así como los industriales elogian la oferta critican algunas exigencias para su acceso.
-Lo escuché. Pero por suerte lo que estamos estructurando hoy es una agenda de problemáticas asociadas al crecimiento de la actividad industrial. Cuando asumimos, la agenda de los industriales era de desesperación en términos de sustentabilidad de sus negocios, de achicamiento, de cierre de empresas o de líneas de producción. Agrego a los pedidos la disponibilidad de recursos humanos calificados para seguir alimentando ese esquema de crecimiento a partir de una demanda que se fortalece, pide más producción y mejorar la competitividad de precios, lo que implica incorporar tecnología, que demanda a su vez financiamiento y divisas para acceder a los insumos que Argentina no fabrica. Y para cada uno de ellos tenemos un esquema de política industrial, muy clara, muy precisa y de mucha convicción. Esta gestión ha desplegado una agenda de financiamiento inédito para la asistencia y el acompañamiento productivo. Hoy el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación tiene 31 líneas de financiamiento de distintos montos para distintos tamaños de empresas de distintos sectores y distintos destinos. Y todo eso es producto de políticas presupuestarias públicas aplicadas con el fin de fortalecer nuestra industria. Tener industria en Argentina es antes que nada una decisión política que se expresa en los presupuestos y en la aplicación de políticas industriales completas.
-El otro tema que aparece es el de la dificultades para importar producto de las restricciones del acceso a las divisas.
-Nosotros asumimos un país que estaba comprándole al mundo por 4.500 millones de dólares por mes y en los últimos 3 meses ya le está comprando por 6 mil millones. Eso es lo que ocurre cuando uno centraliza la política económica en la producción y no a la especulación financiera. Esto es producto de la administración del comercio, que significa administrar los recursos escasos de manera eficiente. En este caso lo eficiente es priorizar el uso de ese recurso escaso que son las divisas para adquirir maquinaria, tecnología, insumos, bienes intermedios, partes y piezas, que es lo que nos pide el sector productivo y es lo que retroalimenta el circulo virtuoso de la inversión la producción y el consumo.
-Habló de la necesidad de contar con mano de obra capacitada. Hace unas semanas el presidente de Toyota Argentina, Daniel Herrero, dijo que no había podido conseguir 200 jóvenes capacitados para incorporar a la planta. Mas allá de este caso puntual ¿Qué esta haciendo el gobierno con los empresarios en este tema?
-En principio identificar el desafío. Nunca han sido gratis para Argentina sus procesos de desindustrialización. El programa de los 70 de la dictadura militar, la de los 90 y el último brutal del gobierno de Macri. Cuando digo que nunca ha sido gratis para la Argentina me refiero a la cantidad de compatriotas que terminan excluidos del mercado de trabajo. Y en esa exclusión pierden capacidades, lo que consolida la brecha con ese universo que hoy tiene como estrategia la asistencia social como mecanismo de supervivencia, con distancias enormes respecto a las exigencias del mercado de trabajo. Eso tiene dos remedios: uno es volver a hacer que la industria sea una actividad racionalmente sustentable y rentable en términos de negocios. Y el otro es implementar de políticas publicas que nos permita ir reduciendo esa brecha, capacitando y dando programas. Para eso hemos lanzado el programa Te Sumo que esta destinado a los jóvenes de entre 18 y 24 años con un doble esquema de capacitación y contratación directa, con el estado haciéndose cargo de casi el 70 % de la masa salarial total. A eso se suma Argentina Programa que permite a todos los argentinos a incorporarse en capacidades a la programación y potenciar la oferta de trabajo en el sector de la economía del conocimiento.
-Además del esfuerzo que está haciendo el Estado, sus agencias y los funcionarios ¿No requeriría además algún tipo de reformas en el sistema educativo sore estos temas?
-El sistema educativo es la estructuración basal de ordenamiento de la sociedad argentina. La actividad económica lo que pide es capacidades más que formación formal. Y esas capacidades tenemos que construirlas rápidamente porque estamos en un proceso muy fuerte de reactivación económica que no puede esperar a la reestructuración del esquema educativo formal, que por supuesto está haciendo lo suyo, trabajando muy intensamente con el Ministerio de Educación y también en términos de política industrial con la recuperación del Conectar Igualdad, que apunta a reducir las brechas digitales de nuestra población digital y nos permite recuperar casi todas las plataformas de producción de notebooks nacionales. Estamos enfocados con el ministerio de Trabajo, los sindicatos y las cámaras industriales en estructurar procesos de capacitación puntual que nos permita dar respuestas rápidamente a estas necesidades que por suerte tenemos en la industria.
-Usted hacia referencia a la economía del conocimiento. ¿Ese es el sector más dinámico que tiene hoy la economía argentina?
-Es uno de los sectores más dinámicos, la industria va a la par. Pero es donde tenemos también una usina de generación de puestos de trabajo de alta calidad y muy bien remunerados, que además es generadora de divisas. Es un sector que desde nuestro espacio político con la ley de software en 2005. Durante 15 años de vigencia, esa ley multiplicó por 6 el empleo y por 10 las exportaciones en el sector. Este año impulsamos una nueva ley que es la de economía del conocimiento donde incorporamos incentivos fiscales fabulosos a otros sectores como la la biotecnología, la industria aeroespacial, la de contenidos audiovisuales, los servicios profesionales. Es un sector que nos pertenece en términos de políticas públicas porque hemos sido siempre los fundantes de todos los instrumentos de políticas públicas que han permitido que Argentina sea uno de los jugadores más importantes del mundo en la economía del conocimiento producto de tener recursos humanos capacitados.
-¿Cual es su posición sobre lo que dijo el presidente de la UIA respecto a no pagar los salarios a quienes no vuelvan al trabajo?
-El Covid nos enfrenta a desafíos novedosos. Indudablemente la no vacunación de asalariados industriales nos pone frente a un dilema. Ahora, la política sanitaria la define el gobierno nacional y no nuestros industriales. Y la vacunación sigue siendo optativa en nuestro país. Ahora bien, dicho esto, desde el ministerio tenemos una mirada muy focal sobre las fábricas. Y a las fabricas hay que mantenerlas sanas. Así que lo que vamos a hacer es lo que hicimos siempre desde el inicio de la gestión: trabajar juntos para preservar entre todos nuestras enormes capacidades productivas.
MALA IMAGEN
-¿Por que una parte de nuestra sociedad tiene una mala opinión de los industriales argentinos?
-Es consecuencia de la construcción de un clima cultural. Argentina dejó de ser un país integrado y sustentable cuando se destruyó su industria y esto empezó claramente con el plan económico de la dictadura militar. Para destruir algo uno tiene que instalar que efectivamente no sirve porque así se destruye mas fácilmente. Por eso hace 50 años que los argentinos estamos bombardeados por una cultura anti industrial, de la que los industriales son victimas, no protagonistas. Y parte del objetivo de la política industrial del gobierno nacional es recuperar el orgullo por su industria, sus industriales y sus trabajadores industriales. Argentina es un país que produce usinas hidroeléctricas, reactores nucleares, usinas hidroeléctricas, biorfármacos, nanotecnología. Todos los sectores productivos del país son irreemplazables. Industrializar el país, que es el instrumento para integrar nuestra sociedad y resolver el problema de la desocupación y el desempleo.
LA RECETA MÁGICA DE BAJAR IMPUESTOS
-Siempre en las campañas electorales hay candidatos que hacen política diciendo que hay que bajar los impuestos para que los empresarios inviertan y contraten trabajadores. ¿Esa es la fórmula?
-No hay medidas mágicas. El problema macroeconómico más importante que tiene Argentina es su restricción externa, la escasez de divisas necesarias para financiar el proceso de inversión, producción y consumo. Y tiene una sola solución: exportar más. Para eso enfrenta el desafío de ir aliviando lo que nosotros llamamos la agenda de no competitividad sistémica del país que tiene varios capítulos. Uno es el fiscal y allí hemos avanzado sector por sector sin abonar a esta idea de soluciones mágicas. Este gobierno ha implementado las dos moratorias más importantes de la historia económica argentina. La que hicimos con la ley de emergencia social y económica de inicio de gestión en diciembre de 2019 y la que meses después se sanciono para enfrentar la pandemia. En octubre de 2020 el presidente firmó un decreto fijando un nuevo marco normativo para los derechos de exportación. Hoy no hay ningún producto final de la industria que pague derechos de exportación. Lo hemos hecho también con la industria automotriz que en 2021 pagó cero pesos en derechos de exportación para los autos que se vendieron al exterior por encima de los que se habían vendido el año pasado. Las industrias incluidas en al ley de economía del conocimiento no pagan el 70 por ciento de las contribuciones patronales y tienen un esquema de reducción de alícuotas del impuesto a las Ganancias. Otra ley que habilitó y flexibilizó el esquema fiscal de la actividad de la construcción, más una serie de medidas que debemos recordar siempre porque pasan desapercibidas frente a dirigentes que pertenecieron al esquema político del gobierno anterior que lo único que hicieron en términos impositivos fue bajar el impuesto al champan.
-Finalmente prima la lógica de la rentabilidad. Si ganan plata se invierte.
-Las decisiones de inversión se dan cuando el entorno operacional recrea un esquema de ganancias. Nuestros industriales ven claramente la dinámica de un mercado interno fortalecido y que va a fortalecerse aun mas, que además es la mejor estrategia de inserción internacional. Nuestro mercado interno consumiendo le permite tener la escala para llegar a los mercados internacionales con precios competitivos. Esto ya lo hicimos en 2011 cuando tuvimos récord de exportación del país y las manufacturas de origen industrial fueron el principal vector. Esa Argentina que comercia más con el mundo, que genera empleo, que fortalece el mercado interno es lo que hacemos todos los días desde los despachos por instrucción del presidente y el ministro Kulfas.