Agricultura circular: cultivos que sirven a otros cultivos
Ya sea porque sus raíces pueden descompactar el suelo, fijar nitrógeno o consumir napas; o porque sus tallos y hojas combaten malezas o reponen Materia Orgánica y carbono, avanza el uso de especies que brindan servicios al lote y al agricultor.
Primero fueron llamados cultivos de cobertura porque mantienen el lote agrícola ocupado cuando tradicionalmente se encuentra en barbecho, razón por la cual se difundieron como una de las mejores alternativas para combatir a las malezas resistentes. Pero luego se reparó en otras virtudes, como el consumo de napas, la fijación de nitrógeno, el aporte de carbono o la descompactación del suelo, y el concepto mutó a cultivo de servicios. Ahora empiezan a concitar cada vez más atención entre productores y asesores, aunque las experiencias siguen siendo iniciáticas y requieren acumular datos para ajustar su uso.
Con este objetivo por delante, el pasado 29 de agosto la Regional Rafaela de Aapresid organizó una recorrida por su zona que incluyó la visita a parcelas experimentales en el INTA y los únicos dos casos de uso en establecimientos privados. En los ensayos oficiales se observó la consociación de vicia y avena para el control de malezas y fijación de nitrógeno. En la Estancia María Cristina, ubicada en San Antonio, el presidente de la Regional Enrique Scrimaglio exhibió tres planteos: uno con melilotus para probar sus propiedades “descompactantes”; y otros en los que se sembró vicia pura y consociada con los mismos propósitos que en INTA. En Clucellas, en tanto, el ingeniero Damián Bacigaluppo mostró un planteo de múltiples combinaciones de vicia, avena y rabanito forrajero para la regulación de la napa.
Todavía falta
“Se habla mucho de cultivos de cobertura pero queda ahí; entonces quisimos ver casos reales, dónde estamos parados en la Regional”, explicó Celeste Zenklusen, asistente técnico. Así fue que buscaron durante un tiempo en la zona y “lo que mostramos es lo que encontramos”. Al respecto, explicó a Campolitoral que en su área verifican 3 problemas: malezas resistentes, compactación por muchos años de hacer la misma rotación y napas que complican los planteos. “Se están incorporando gramíneas, pero se necesita más”, sostuvo.
Sobre la compactación de suelos, consideró que campos con altos índices de productividad han visto disminuir “entre 30 y 40% los rindes en algunos lotes”. Mientras, las malezas no molestan tanto en el rinde sino en el proceso agrícola a raíz del mayor requerimiento de aplicaciones de agroquímicos “con más costo, mayor impacto ambiental, mayor transito de maquinas y compactación”. Y aunque -si se lo contrapone a la cantidad de aplicaciones extra-“te sale más caro hacer en este momento un cultivo de cobertura”, la ingeniera mencionó la importancia de “evaluar la tasa de retorno o devolución, por lo menos en dos o tres campañas” gracias a los beneficios obtenidos en el suelo.
Según la ingeniera agrónoma Ainelén Carassai, representante en la zona de Forratec, “se va acrecentando” el uso de esta herramienta a nivel país, sobre todo en agricultura. “La gente está tratando de cambiar el chip en función de los objetivos; a partir de ahí se elige el cultivar según el servicio; igual falta mucho trabajo”, aclaró. “Año a año se implementa más y se ven resultados”, dijo, aunque “no en corto plazo”.
Los servicios más usados -indicó Carassai- son los de la vicia, que fija nitrógeno, controla malezas y aporta carbono con la Materia Orgánica que genera en el lote, aunque se apunta a mezclas para varios beneficios juntos. También se usan triticales, centeno, avena estrigosa (avena negra) “muy resistente a roya”, además de tréboles persa y balanza (fijadores de nitrógeno).
Y agregó un dato muy interesante. “Este año se está difundiendo mas el tema radicular, no sólo lo aéreo”, apuntó. De ahí que en la presente campaña la firma hayan agotado el stock de rabanito forrajero, especie muy utilizada en el norte (Tucumán) “para control de maleza, aporte de MO y control de nemátodos”. La ingeniera explicó que, según la bibliografía, esta especie exuda una sustancia (se trataría del glucosinolato, aunque no está probado) que combate estos fitoparásitos e inhibe el nacimiento de malezas a su alrededor.
Causa y consecuencia. La compactación se observa en el terrón y la raíz del melilotus acusa el efecto de no poder penetrarlo.
Ensayos oficiales
El ingeniero de INTA Rafaela Juan Pico explicó que en la región existe “un marcado efecto de la compactación, sobre todo laminar, debido a la característica de nuestros suelos y el tipo de labor que se hace ”. En situaciones extremas, como sequía o inundaciones, “es donde se ve evidenciado y los cultivos se ven limitados en su desarrollo”. Y la corrección de esto se logra con labores culturales o rotación de cultivos para evitarla.
En cuanto a napas, la profundidad hoy está en una media de 1.5 a 2 metros, tras haber transitado períodos muy complicados durante varios años productos de altas lluvias y escaso drenaje. Durante el más reciente, entre 2014 y 2017, la media de agosto fue cercana a 1 metro (0.69 metros en 2016). Este año “las precipitaciones fueron muy inferiores a la media histórica, solo se registraron 9 mm de lluvia en todo el mes, el 35% de lo que llueve normalmente (26.4mm). Como consecuencia, la freática descendió casi 10 cm”, precisó el último boletín agrometeorológico mensual de la Experimental Rafaela.
La profundidad actual “genera una situación de estabilidad siempre y cuando las próximas lluvias sean normales; pero si fueran superiores elevarían la napa y podría generar complicaciones”, indicó Pico, especialista en malezas que trabaja junto a María Basanta, quien introdujo los cultivos de cobertura en la Experimental “antes del boom como es ahora, midiendo el aporte de carbono y el beneficio para el suelo”. Juntos, ambos profesionales evalúan esta técnica “en pos de reducir la cantidad de aplicaciones y disminuir los problemas de malezas resistentes”.
Aporte extra. El rabanito forrajero exuda una sustancia (sería glucosinolato, aún no está probado) que combate nemátodos. En la recorrida se observó que a su alrededor tampoco crecieron malezas.
Contrapeso al uso intensivo
Luego de visitar el INTA, el nutrido grupo de asistentes llegó a la siguiente estación, donde observaron una prueba con Melilotus -especie que tiene una raíz pivotante- para romper la estructura del suelo y revertir la compactación del lote. El cultivo se había sembrado el 1° marzo y se lo observó “con desarrollo bastante avanzado”, precisó Zenklusen. Al revisar en detalle se pudo constatar el desarrollo radicular afectado por la imposibilidad de ir en profundidad.
A unos 35 kilómetros, en Clucellas, Damián Bacigaluppo mostró la experiencia de la firma Aldo Rufino sobre campos Clase I y II muy afectados por inundaciones y napas altas. Allí la idea del cultivo de servicio llegó desde el Movimiento CREA como miembros del Grupo Las Petacas.
El asesor repasó los objetivos iniciales: darle sustentabilidad a los planteos con la incorporación de Materia Orgánica (carbono) al suelo y contrarrestar “un sistema intensivo extractivo” de nutrientes con la fijación de nitrógeno. La estrategia es desarrollar una “excelente herramienta contra malezas, más apuntado a maíces tardíos con siembra en diciembre”, ya que es el planteo más complicado para controlar las resistentes. Y, al mismo tiempo, regular napa en ambientes donde está encima de 1,5 metros, para lo cual además el ingeniero implementó varios freatímetros para medir constantemente.
Así fue como decidieron que “la vicia tenía que entrar por aporte de nitrógeno”, a lo que sumaron el consejo de consociarla con avena. De igual modo se probaron otras especies como el rabanito forrajero en múltiples combinaciones. “Estamos iniciando un proceso de generación de información, midiendo nitrógeno residual, malezas y napas”, indicó Bacigaluppo.
Regulador de napas
El asesor describió el problema que los afecta por efecto de la intensificación agrícola, que dejó de lado la ganadería. “Con una media de 1.000 mm de precipitación anual, un esquema trigo-soja/maíz es lo único que lo consume; pero con mucha soja de primera te sobran milímetros que van al subsuelo”, señaló (sin contar la incidencia de la política, la topografía plana y falta de obras de drenaje). “El riesgo es alto al sembrar en ambientes con napa a 1,5 metros; una lluvia normal la puede hacer subir rápidamente”, indicó.
Esta vulnerabilidad en algunas zonas del establecimiento causó caídas en los rindes de 35/40qq a 20/25qq en soja. Por lo tanto constituye su principal preocupación y en ese sentido orienta el mayor esfuerzo. Así, usando freatímetros Bacigaluppo apunta a saber cuando secar el cultivo de servicio para dejar la napa en un punto útil en el momento necesario. “En este caso el cultivo de servicio funciona como un buffer porque previene un efecto indeseado en el lote ante una lluvia normal por tener la napa alta”, sintetizó. Entonces mide todas las semanas la napa en el lote de servicio y en un testigo. “Vemos que hay una diferencia de 15cm; desde mayo -con la primer lectura- a hoy hay una diferencia de 25cm en la evolución; cuando se produjo una lluvia grande en julio el lote en barbecho incidió en napa y el que está en servicio no”, indicó.
En definitiva, el cultivo de servicio puede atemperar una lluvia importante y baja el riesgo frente a precipitaciones con napa alta. Claro que en ambientes sin napa “no es recomendable antes de una soja de primera”.
A descompactar. El especialista de INTA Rafaela Rubén Tosolini, pala en mano, evaluando el perfil y el rabanito forrajero como elemento descompactador.
Seteo a largo plazo
Finalmente Bacigaluppo, al igual que los demás técnicos que evalúan esta herramienta, aclaró que el cultivo de servicio “es caro, no es para bajar costos”, porque requiere semilla, siembra y rolado (por lo general, sin obtener una cosecha). Aunque la recuperación “se define con el rinde de la soja”. De todas formas en algunos casos hay algún argumentos interesantes, como el caso de los maíces de segunda precedidos por un cultivo de servicio. “Ahí hay dos variables: controlan malezas antes de sembrar y algunos colegas están llegando al punto de no fertilizar, sobre todo en grandes extensiones”.
En ese sentido, Ainelén Carassai sostuvo: “es una inversión; cuesta lo mismo que un barbecho químico, pero hay control de insectos y se cortan ciclos de reproducción”. Incluso puede ser “super útil en periurbanos” por el menor uso de químicos. Por eso los evaluó, también, como “una herramienta excelente para cambiar la imagen del sector en la ciudad”, ya que “suelos vivos dan cultivos sanos y son menos dependientes de insumos”. En definitiva, consideró: “hay que cambiar el chip”.